Es Noticia, Miles de personas rechazaron los ataques terroristas en Paris - 11/01/2015 10:56:30
"La masiva manifestación contra el terrorismo y en defensa de la libertad de expresión recorre en...Ver artículo...
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Interesante, Todo lo que se sabe (y no se sabe) sobre el supuesto terrorista libanés capturado en un mercado de Surquillo - 29/10/2014 13:06:30
"El ciudadano libanés se llama Muhammad Hamdan y hasta las 17:30 de ayer, hora en que fue capturado por miembros policiales de la Dirección Contra el Terrorismo (DIRCOTE) pasaba todas las tardes en un gimnasio frente a su casa en la calle Santa Rosa, Surquillo, cerca al Mercado N°2.Vivía en el segundo piso de esta casa. Foto vía Frecuencia Latina.
Hasta ahora no se sabe mucho respecto a qué hacía en el Perú este presunto miembro de Hezbolá (un grupo terrorista fundado en el Líbano en 1982), pero de hecho no vino a probar cebiche o tomar pisco sour.
Lo que sabemos
Él es. Foto: La República.
Según se ha reportado, la policía encontró rastros de explosivos y químicos en la basura que el presunto terrorista arrojaba. Esto habría dado motivo suficiente para ser seguido y posteriormente apresado.
Se sabe también que está casado con una peruana, loretana nacionalizada estadounidense, que no vivía con él pues se habría ido a finales de julio de este año (fecha en la que el libanés llegó al Perú) luego de "dejarlo bien instalado".
Hezbolá no ha tenido mucha actividad en Latinoamérica. Como recuerda Rosa María Palacios:
Salvo los ataques terroristas en Buenos Aires a la Embajada de Israel en 1992, que dejó 29 muertos, y a la Asociación Mutual Israelí Argentina (AMIA) en 1994 con un saldo de 85 vidas, el terrorismo islámico no ha operado en América del Sur. Se denunció alguna presencia de células en la triple frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay, pero esta fue negada por los policías locales en colaboración con Estados Unidos.
Aunque según Cecilia Valenzuela, hemos tenido suerte de que este hombre fuera capturado "antes de que ocurriera un atentado en el Perú".
Lo que no sabemos (y queremos saber)
La calla Santa Rosa. Foto: Google Street View
No está claro si cuando fue apresado tenía explosivos o no. Esto parecería un poco inverosímil y justamente la falta de claridad en esta información es lo que nos hace dudar más que del juramento de un congresista.
Por ende, no queda claro si este hombre es efectivamente una amenaza para el Perú. Lo cierto es que, nuevamente citando a Rosa María Palacios:
Bastante tenemos ya con nuestros propios terrorismos como para traernos a casa otros. Ayer, un ataque a un helicóptero militar resultó con dos militares heridos y dos terroristas muertos en el trayecto de Mazamari a Pichari en la zona del VRAEM. En la noche hubo un breve apagón en Ayacucho y el Cerro La Picota se iluminó ,usando latas y combustible, con la hoz y el martillo. Serán narcos, serán remanentes, pero bastante trabajo tiene ya el Estado y la sociedad como para comprarse pleitos ajenos.
Cabe aclarar que de tratarse de una célula terrorista operativa en el Perú, es imposible que solo una persona pueda organizar un atentado. Estas son las cinco preguntas que nos hacemos en este momento:
¿Qué hace un miembro de Hezbolá en el Perú?
¿Realmente es un miembro identificado de Hezbolá? (la Interpol puede ayudar en esto)
¿Ingresó al país con alguien más?
¿Estaba de pasada hacia otro lado? (¿Entonces para qué "fabricaba bombas"?)
¿Cuál sería su objetivo aquí?
El capturado continúa siendo interrogado en la DIRCOTE. Cuando el ministro se desocupe, esperamos que se pronuncie al respecto.
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Es Noticia, ¿Choque de civilizaciones? Parte IV - 12/12/2012 18:02:11
"Publicado originalmente en Debate 114, noviembre - diciembre del 2001.¡Vaya que aquí aprendimos lo que trae el terrorismo!... ¿Lo aprendimos?
Por Carlos Basombrío
La acción criminal del terrorismo que ataca a poblaciones civiles indefensas en el lugar menos esperado y con la máxima crueldad es algo que los norteamericanos virtualmente no conocían. Saber que, sin motivo y sin aviso, uno puede acabar muerto y destrozado en el lugar más inocente constituye el más brutal de los cambios para la vida cotidiana de las personas.
¡Y vaya que nosotros conocimos de esa pesadilla! Algo sabemos, por tanto, de las terribles consecuencias que trae el horror y, quizás más importante aún, de los enormes errores que nuestra desesperación nos lleva a cometer. Es que el terrorismo en todas sus variantes se hace fuerte y se alimenta de nuestro miedo, de la gran dificultad de combinar firmeza con serenidad e inteligencia.
Así, al hacer frente a este complicadísimo problema hay que empezar por reconocer y aceptar la realidad. Queremos y exigimos resultados inmediatos. Pero la cruda realidad es que no los tendremos. Cuando hay una falta absoluta de escrúpulos y un total desprecio por la vida humana, la posibilidad de asegurar que ataques terroristas no se producirán en ningún caso es imposible. Para hacer daños incalculables, sólo se necesita de pocas personas dispuestas a todo. No se puede proteger a todos al mismo tiempo ni en todos los lugares.
Un segundo paso es aceptar que por más ganas que haya de ejercerla, la venganza ciega no es solución y empeora las cosas. La gente clama por represalias. «Que a ellos les hagan lo mismo o más». El problema es determinar quiénes son «ellos». Aquí, el miedo, la ignorancia y el racismo llevaron a muchos a identificar al enemigo primero en los campesinos de Ayacucho; luego en todos los ayacuchanos, estén donde estén; después en los universitarios, y en algún momento, en todo aquel que fuera o pensara diferente. ¿Ayudó eso? Todo lo contrario. Se echó gasolina al incendio y Sendero Luminoso medró en las heridas y rencores que se crearon en gentes que inicialmente no tenían que hacer con lo ocurrido.
Otra lección es que no hay que trabajar para el enemigo. Hay que defender los valores que son atacados y no destruirlos en nombre de la eficacia. Sendero Luminoso se propuso destruir el «Estado burgués», léase un régimen democrático profundamente imperfecto, pero que había que sacar adelante. Si bien la explicación de la derrota de Sendero no se vincula con el 5 de abril y responde a otras causas, no hay que olvidar que aquí se acabó con la democracia y se violaron los derechos humanos con el argumento de que era la única forma de acabar con el terrorismo. No debieran pues llamar hoy la atención las inmensas coincidencias, complicidades y destinos compartidos entre Abimael Guzmán y Vladimiro Montesinos.
En el Perú sabemos por experiencia propia lo que trae el terrorismo y las terribles consecuencias de reaccionar apresurada y emotivamente al dolor que causan. ¿Lo sabemos realmente? ¿Hemos aprendido la lección? Si nos guiáramos por el hecho de que hay una Comisión de la Verdad trabajando con gran apoyo político del Estado y simpatía de la sociedad, tratando de entender qué nos pasó como país para cometer tantos errores, uno podría pensar que sí. Pero hay también algunos signos recientes, claramente desalentadores, y que indican que quizás no hemos aprendido la lección.
No bien iniciado el gobierno de Alejandro Toledo, un cruel ataque senderista, que causó la muerte a varios policías en un paraje aislado de la selva peruana nos conmovió a todos. Inmediatamente se alzaron voces en muchos medios de comunicación llamando a que «los militares se encarguen», «que los acaben de inmediato y a cualquier costo». No es discutible la demanda de firmeza, pero impresiona ver cómo se puede pedir, sin detenerse a pensar un instante, que se repita el mismo tipo de respuesta que llevó al país a la cadena de acontecimientos que terminaron en la tragedia que la Comisión de la Verdad investiga. Preocupa también saber que los militares quisieran que se restablezcan las mismas «reglas» del pasado para actuar, y que no hayan procesado el profundo daño que ello le acarreó a su propia institución.
Quizás una lección adicional de nuestra trágica historia con el terrorismo es que en este tema, aprender de los errores pareciera ser también muy difícil. ¡Ojalá que no imposible!
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