lunes, 2 de febrero de 2015

Las aspiraciones subimperialistas de Chile, enemigo jurado del Perú.- "Chile debe dominar para siempre en el Pacífico".- La Doctrina Portales y la subordinación del Perú.- Una carta del ministro chileno que debe ser conocida por todos los peruanos y 30 años… ¡Y seguimos!

Las aspiraciones subimperialistas de Chile, enemigo jurado del Perú.- "Chile debe dominar para siempre en el Pacífico".- La Doctrina Portales y la subordinación del Perú.- Una carta del ministro chileno que debe ser conocida por todos los peruanos 2015-01-23 01:32:00

Escribe: César Vásquez Bazán

Diego Portales
La carta de Diego Portales que usted leerá a continuación es un documento que definió desde 1836 el logro de los objetivos nacionales de Chile en función al mantenimiento de la subordinación política y económica del Perú. Tal es, en versión apretada, el contenido central de lo que llamaremos la Doctrina Portales.
La carta de Portales es un documento que debería ser de conocimiento de todos los peruanos. Es una misiva cuya comprensión y análisis debería ser parte de los exámenes de graduación de las escuelas primarias y secundarias, de las pruebas de admisión a las universidades, a la carrera diplomática, a las fuerzas armadas, a las fuerzas policiales y a la administración pública. Ningún empresario peruano que aspire a establecer un negocio de importancia en el país, ni ningún político que postule a puesto electivo alguno deberían iniciar sus actividades o tentar suerte electoral sin demostrar previamente comprensión de este documento.
La misiva fue escrita en 1836 por Diego Portales, político oligárquico y negociante chileno, que sin llegar a ser presidente de su país ejerció autoritariamente el poder efectivo en Chile entre 1830 y 1837. En ese período, Portales ocupó los puestos de Comandante General de la Armada, Ministro del Interior y Relaciones Exteriores y Ministro de Guerra y Marina durante las presidencias de José Tomás Ovalle, Fernando Errázuriz y José Joaquín Prieto.
La carta fue dirigida a Manuel Blanco Encalada a quien Portales nombraría jefe de la expedición que invadiría el Perú con el fin de destruir la recién creada Confederación Peruano-Boliviana.
Supuestos de la Doctrina Portales
La epístola del ministro chileno asume que Chile y Perú son dos países en competencia política y económica, que pugnan por sobrevivir en la escena internacional por lo cual requieren obtener el dominio de la costa occidental de América del Sur comprendida entre la línea ecuatorial y el Trópico de Capricornio.

En la reflexión de Portales, la hegemonía no puede compartirse; será la de un único país, sea éste Chile o Perú. Además, el poder en la región es un juego de suma cero: lo que pierda Perú significará necesariamente ganancia para Chile y viceversa. Con el fin de asegurar su continuidad como nación, Chile debería conservar al Perú en condición de subordinación lo que implicaría mantener el dominio permanente del Pacífico sur.
Desde aquellos años y hasta el día de hoy, la Doctrina Portales ha definido la conducta de Chile con respecto al Perú. La Guerra del Salitre, por ejemplo, puede ser entendida como una aplicación de la Doctrina Portales cuatro décadas después de haber sido enunciada.
La Doctrina Portales: "Las riquezas conjuntas de Perú y Bolivia para los chilenos"
Así como existe una Doctrina Monroe que establece que el continente americano debe funcionar en beneficio preferencial de los estadounidenses, también existe una Doctrina Portales, que plantea que las riquezas conjuntas de Perú y Bolivia deben explotarse en beneficio preferente de los chilenos. Dicha Doctrina fue esbozada en la carta de Diego Portales a Manuel Blanco Encalada del 10 de septiembre de 1836.
La clave del entendimiento de la misiva del ministro chileno se encuentra en su penúltimo párrafo, en el cual se hace notar el grado incipiente de explotación de las "riquezas conjuntas del Perú y Bolivia". Esta observación fundamental había quedado grabada en Portales tras dos años de residencia en Lima, ciudad a la que llegó en 1822 para dirigir los negocios de su casa comercial Portales, Cea y Cía.
El ministro chileno razonó que la unión política y económica del Bajo Perú y el Alto Perú haría muy difícil para Chile acceder al usufructo de las riquezas peruanas y bolivianas. Portales avizoró que de persistir la Confederación, el acceso a sus recursos no sería logrado por Chile sino por Inglaterra. Dicha potencia europea simpatizaba con Santa Cruz porque veía en él las cualidades de liderazgo político y organizativo del nuevo Estado que facilitarían el logro de las pretensiones económicas británicas.
Desde esta perspectiva puede entenderse la afirmación contenida en el primer párrafo de la carta de Portales, en el sentido que la expedición invasora de Blanco Encalada "va a conseguir con el triunfo de sus armas, la segunda independencia de Chile". Y es que si bien Chile proclamó su independencia política años antes que el Perú, nuestro país mantuvo la primacía económica de la región. Con la afluencia de los capitales ingleses que atraería la Confederación Peruano-Boliviana, la preponderancia peruana y la dependencia comercial de Chile con respecto al Perú se acentuarían aún más, lo cual sería muy peligroso para Chile porque afectaría en el largo plazo su independencia política.
Por ello, la Confederación Peruano-Boliviana "no podía ser tolerada por Chile". Según Portales ello equivaldría al suicidio de su nación. Destruir la Confederación, "desaparecerla para siempre jamás del escenario de América", facilitaría el futuro acceso del país del sur a los inexplotados recursos naturales peruanos y bolivianos. De esta manera se lograría la "segunda independencia [económica] de Chile", iniciándose la ruptura de la subordinación comercial de esta nación con respecto al Perú.
En la carta, el planteamiento supremacista de Portales viene envuelto en un argumento conspirativo sobre la supuesta evolución de la escena doméstica chilena. Ésta resultaría manipulada por un demoníaco Andrés de Santa Cruz, a quien se le atribuyen condiciones y cualidades políticas excepcionales. En conjunción con ello y para sustentar aún más su propuesta, Portales efectuó observaciones sobre extensiones territoriales, superioridades raciales y de calidad de las clases gobernantes peruanas que resultaron útiles a su argumento a pesar de ser notoriamente incorrectas.
Demonizar a Santa Cruz y sobrevalorar las cualidades peruanas fueron meros recursos que Diego Portales usó en 1837 para infundir temor al ciudadano chileno, capturar su conciencia y lograr la aceptación de su tesis supremacista –imperialista– fundamental: el control por nacionales chilenos de las "riquezas conjuntas de Perú y Bolivia". 
De este objetivo, Portales dedujo la necesidad de Chile de "dominar para siempre en el Pacífico", postulado que según el ministro chileno debería ser la máxima permanente del país del sur.
Que se sepa, la Doctrina Portales no ha sido abandonada por Chile. Por esa peligrosa vigencia, los peruanos debemos estudiar la carta que le dio origen y tenerla muy en consideración en las circunstancias imperantes a raíz del futuro fallo de La Haya. Una decisión en contra de Chile proveniente de dicha Corte afectaría su "dominio del Pacífico" e iría en contra de la Doctrina Portales,por lo que es previsible que no sería aceptada por el país del sur. En esas condiciones, queda en cada peruano razonar sobre los futuros cursos de acción que podrían ser adoptados por el Perú. 
© César Vásquez Bazán, 2012
Todos los derechos reservadosFebrero 12, 2012
Chile, la Confederación Peruano-Boliviana y el PerúCarta de Diego Portales a Manuel Blanco EncaladaSantiago de Chile, 10 de septiembre de 1836
(Portales 1936-38, 3: 452-454)






Chile, la Confederación Peruano-Boliviana y el PerúCarta de Diego Portales a Manuel Blanco Encalada
(Portales 1936-38, 3: 452-454)
Santiago, 10 de septiembre de 1836
Señor don Manuel Blanco Encalada
Apreciado amigo:
Es necesario que imponga a usted con la mayor franqueza de la situación internacional de la República, para que usted pueda pesar el carácter decisivo de la empresa que el Gobierno va a confiar a usted dentro de poco, designándolo comandante en jefe de las fuerzas navales y militares del Estado en la campaña contra la Confederación Perú-Boliviana. Va usted, en realidad, a conseguir con el triunfo de sus armas, la segunda independencia de Chile.Afortunadamente, el camino que debe recorrer no le es desconocido: lo ha seguido en otra época en cumplimiento de su deber y de patriota, y de esas dos virtudes supo extraer glorias y dignidades para la Patria.
La posición de Chile frente a la Confederación Perú-Boliviana es insostenible. No puede ser tolerada ni por el pueblo ni por el Gobierno, porque ello equivaldría a su suicidio. No podemos mirar sin inquietud y la mayor alarma, la existencia de dos pueblos confederados, y que, a la larga, por la comunidad de origen, lengua, hábitos, religión, ideas, costumbres, formarán, como es natural, un sólo núcleo. Unidos estos dos Estados, aun cuando no más sea que momentáneamente, serán siempre más que Chile en todo orden de cuestiones y circunstancias. En el supuesto que prevaleciera la Confederación a su actual organizador, y ella fuera dirigida por un hombre menos capaz que Santa Cruz, la existencia de Chile se vería comprometida. Si por acaso, a la falta de una autoridad fuerte en la Confederación, se siguiera en ella un período de guerras intestinas que fuese obra del caudillaje y no tuviese por fin la disolución de la Confederación, todavía ésta, en plena anarquía, sería más poderosa que la República. Santa Cruz está persuadido de esta verdad; conoce perfectamente que por ahora, cuando no ha cimentado su poder, ofrece flancos sumamente débiles, y esos flancos son los puntos de Chile y el Ecuador. Ve otro punto, pero otro punto más lejano e inaccesible que lo amenaza, y es la Confederación de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Por las regiones que fueron el Alto Perú es difícil amagar a Lima y a la capital boliviana en un sentido militar, pero el cierre de las fronteras platenses no dejará de dañarle por una parte, y no le permitirá concentrar su ejército en un punto, sino repartirlo en dos o tres frentes en el que prepare Chile, en el que oponga el Ecuador o en el que le presente Rosas.
El éxito de Santa Cruz consiste en no dar ocasión a una guerra antes que su poder se haya afirmado; entrará en las más humillantes transacciones para evitar los efectos de una campaña, porque sabe que ella despertará los sentimientos nacionalistas que ha dominado, haciéndolos perder en la opinión. Por todos los medios que están a su alcance ha prolongado una polémica diplomática que el Gobierno ha aceptado únicamente para ganar tiempo y para armarnos, pero que no debemos prolongar ya por más tiempo, porque sirve igualmente a Santa Cruz para prepararse a una guerra exterior. Está, pues, en nuestro interés, terminar con esta ventaja que damos al enemigo.
La Confederación debe desaparecer para siempre jamás del escenario de América. Por su extensión geográfica; por su mayor población blanca; por las riquezas conjuntas del Perú y Bolivia, apenas explotadas ahora; por el dominio que la nueva organización traería de ejercer en el Pacifico, arrebatándonoslo;por el mayor número también de la gente ilustrada de la raza blanca, muy vinculada a las familias de influjo de España que se encuentran en Lima; por la mayor inteligencia de sus hombres públicos, si bien de menos carácter que los chilenos; por todas estas razones la Confederación ahogaría a Chile antes de muy poco. Cree el Gobierno, y éste es un juicio también personal mío, que Chile sería o una dependencia de la Confederación como lo es hoy el Perú, o bien la repulsa a la obra ideada con tanta inteligencia por Santa Cruz, debe de ser absoluta. La conquista de Chile por Santa Cruz no se hará por las armas en caso de ser Chile vencido en la campaña que usted mandará. Todavía le conservará su independencia política. Pero intrigará en los partidos, avivando los odios de los parciales de los O'Higgins y Freire, echándolos unos contra otros; indisponiéndonos a nosotros con nuestro partido, haciéndonos víctimas de miles de odiosas intrigas. Cuando la descomposición social haya llegado a su grado más culminante, Santa Cruz se hará sentir. Seremos entonces suyos. Las cosas caminan a ese estado. Los chilenos que residen en Lima están siendo víctimas de los influjos de Santa Cruz. Pocos caudillos en América pueden comparársele a éste en la virtud suprema de la intriga, en el arte de desavenir los ánimos, en la manera de insinuarse sin hacerse sentir para ir al propósito que persigue. He debido armarme de una entereza y de una tranquilidad muy superior, para no caer agotado en la lucha que he debido sostener con este hombre verdaderamente superior, a fin de conseguir una victoria diplomática a medias, que las armas que la República confía a su inteligencia, discreción y patriotismo, deberá completar.
Las fuerzas navales deben operar antes que las militares, dando golpes decisivos. Debemos dominar para siempre en el Pacífico: ésta debe ser su máxima ahora, y ojalá fuera la de Chile para siempre.Las fuerzas militares chilenas vencerán por su espíritu nacional, y si no vencen contribuirán a formar la impresión que es difícil dominar a los pueblos de carácter. Por de contado que ni siquiera admito la posibilidad de una operación que no tenga el carácter de terminante, porque es esto lo que... (1).
Portales
(1) Falta el resto de la carta. Está escrita de puño y letra de Portales. – Guillermo Feliú Cruz (G. F. C.)
Fuente

De la Cruz, Ernesto y Guillermo Feliú Cruz, editores. 1936-38. Epistolario de don Diego Portales: 1821-1837. Santiago de Chile: Dirección General de Prisiones. Tres volúmenes, Volumen 3.

30 años… ¡Y seguimos! 2015-01-20 11:18:45

Por Rocío Silva Santisteban

A pesar de los interesados en la impunidad, de los malos efectivos de las Fuerzas Armadas, de las fuerzas policiales, del Ministerio Público o del Poder Judicial; a pesar del fujimorismo recalcitrante; a pesar del aprismo que perrohortelaneó a los indígenas del 'baguazo' o del otro aprismo del grupo de Chito Ríos; a pesar de haber enviado sobres bomba a nuestras instituciones; de haber asesinado al abogado Ángel Escobar Jurado; de haber enviado coronas mortuorias a Francisco Soberón; de haber encerrado tres días en Ayacucho a la misionera Pilar Coll, nuestra ex secretaria ejecutiva; a pesar de que Sendero Luminoso amenazó de muerte a muchos de nuestros abogados; a pesar de las acusaciones sin fundamento de mal usos de nuestros recursos; a pesar de que un día nos llaman caviares y al día siguiente terrucos; a pesar de los insultos, los gritos, los descréditos, la demolición de honras y la calificación arzobispal; aquí estamos y aquí seguimos, cumpliendo treinta años de labor totalmente ininterrumpida con un objetivo serio, transparente, digno: defender los derechos humanos de todos. ¡De todos!

El Perú es un mejor país desde que la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, hace treinta años, surgiera como propuesta de unificar grupos que venían luchando para evitar la violación de derechos humanos en uno de los peores escenarios de nuestra república: una guerra fratricida iniciada por iluminados fundamentalistas, pero prolongada por la ineficiencia de un Estado que no entendía su misión, por lo mismo, la dejó en las manos del Ejército y la Marina, con consecuencias fatales. En medio de las bombas y las amenazas el Grupo Mártires de Ucchuraccay, el Sindicato de Trabajadores de La República, APRODEH, el IDL, COMISEDH y ANFASEP decidieron dar inicio a una red que posibilite que todos estos grupos pudieran articular sus objetivos, sus estrategias y sus agendas. Al principio los otrora llamados "abogados democráticos" —que en realidad eran el brazo legal de Sendero Luminoso— pretendieron ingresar a la red, pero no pudieron al encontrar una firme posición de defensa de la vida y de rechazo al terrorismo, venga de donde venga.

La CNDDHH jugó un rol fundamental durante la transición democrática: no se debe olvidar que fue en el local de la institución que los partidos políticos y los líderes de la oposición al régimen fujimontesinista se reunían con los delegados de la OEA y de Naciones Unidas. La apuesta por la institucionalidad democrática ha sido firme, pero también, la iniciativa de una comisión de la verdad que pueda investigar los casos de desaparecidos, asesinados, torturados, mujeres violadas y destrucción de familias completas durante esos odiosos cuatro lustros de 1980 al 2000.

Hoy en día, junto con los retos que todavía permanecen en torno a la justicia transicional, la CNDDHH ha sabido acercarse a los grupos más vulnerables: los movimientos indígenas por eso defiende a varios de los criminalizados por el "baguazo"; los campesinos y ronderos que apuestan por el agua en un contexto de extractivismo compulsivo; la población LGTBI que ve sus derechos vulnerados día a día; los jóvenes que salen a las calles para manifestar su protesta, fuerte y contundente, contra los recortes de derechos laborales.

Hemos defendido los derechos humanos en las cortes, en las instituciones internacionales, en diálogos con las diferentes instancias del gobierno, en debates públicos y privados, tercos apoyando a las víctimas, en plantones, en movilizaciones, en marchas, en conferencias de prensa, con pronunciamientos, con nuestra voz, con argumentos, con el corazón. ¡Porque estamos empeñados en que un día los defensores de derechos humanos seamos todos los hombres y todas las mujeres del planeta!

Publicado en Kolumna Okupa, diario La República, martes 20/01/2015

 

Los reales enemigos de la democracia 2012-09-20 15:23:00

Probablemente este año termine con aproximadamente cuatro meses de huelga de maestros. ¿Cuántas horas perdidas de clase representan? Es claro que dicha pérdida no se va a recuperar y que los menores perjudicados van a arrastrar las consecuencias de esto en el futuro inmediato. 
A la fecha hay aproximadamente 15 ciudadanos que han perdido la vida al ser reprimidos por las fuerzas policiales cuando realizaban protestas sociales en lo que va del actual gobierno.
En el mismo periodo cerca de 50 dirigentes sindicales han sido despedidos de manera completamente ilegal ante la vista de las autoridades. Los proyectos de ley que podrían resolver esta situación, han sido postergados por el actual gobierno. 
Un dato más. En el mismo periodo de tiempo, el senderismo bajo la denominación de "MOVADEF" ha iniciado un proceso de reordenamiento, agrupación y propaganda política. 
Se podría seguir señalando una serie de hechos y datos para reforzar una idea que me parece pertinente.  Como comunidad política todo parece indicar que no tenemos los mecanismos ni las herramientas institucionales para resolver estos conflictos de una manera que vaya más allá del simple juego del "más fuerte".
Algunos se sorprenden cuando ven la alta conflictividad junto a indicadores de crecimiento económico. Carlos Melendez incluso ensaya una explicación por el lado de la cultura, la discriminación, las ideologías del odio y el ninguneo
¿Y si se tratara de diferentes maneras de expresar una gran puja redistributiva? Algunos problemas son fáciles de entender. La oleada de huelgas en sectores estatales como maestros y salud son obviamente un reclamo por el evidente atraso remunerativo. Una huelga no es de ninguna manera una amenaza para el orden democrático. La libertad sindical es parte fundamental del orden democrático. 
Las respuestas desmedidas desde el Estado, solamente alimentan un mayor grado de rechazo y protesta.   Es decir, las reales y considerables desigualdades económicas en un contexto de crecimiento, impulsan mayores reclamos. El sistema político, no es capaz -ni tampoco esta muy interesado- en resolver estos reclamos en términos de una negociación real. 
Las élites empresariales nativas y trasnacionales parten de la premisa que este no es un escenario de ciudadanos. No reconocen el derecho de los otros a negociar una real redistribución de la economía y el poder. Por eso, el aparato del estado, es decir, el conjunto de altos funcionarios estatales que desde el MEF y los demás ministerios observa la ola de huelgas y conflictos solamente tiene como respuesta la represión policial. No importa cómo la denominen. "Prevención de conflictos" o "mesa de diálogo". Se trata de lo mismo. El que protesta es entendido como un resentido, un violentista, un marginal, un portador de odio. Nunca como un ciudadano que reclama un derecho que considera merecer.  
En esta situación, a nadie debería extrañar el relativo crecimiento del senderismo a través de MOVADEF. La relación entre capitalismo y democracia no es automática ni mecánica. Siempre es tensa y conflictiva. Cuando un régimen político deja de mediar entre los intereses económicos de sus ciudadanos, la racionalidad capitalista queda al libre juego del más fuerte. La democracia pierde contenido y queda convertida en una etiqueta. Y como toda etiqueta es insuficiente para cubrir toda la desnudez de las relaciones económicas. 
Una sociedad que llega a ese punto de inconsistencia va a ver crecer todo tipo de salidas por fuera de la legalidad democrática. El senderismo de MOVADEF es la expresión del fracaso de nuestra sociedad como un proyecto democrático. 
Al inicio de este post aludí a la huelga magisterial y a las clases perdidas. ¿No resulta extraño que esta situación no provoque una inmensa presión ciudadana hacia el gobierno para que discuta con los profesores sus reclamos y problemas? La clase media urbana limeña se limita a reclamar orden. Más policías. Claro, se trata de una huelga en el sector público. Los perjudicados son los niños de los sectores pobres y más pobres. 
Los casi 50 dirigentes sindicales, idem. En una sociedad democrática, un poderoso empresario no puede despedir a un trabajador dirigente sindical mientras autoridades y ciudadanos miran hacia otro lado. 
Y las personas no pueden morir abaleadas por la policía cuando hacen una protesta. Incluso cuando toman una carretera. Nada justifica que el Estado quite la vida a un ciudadano, y menos en una democracia.  
Y estas cosas ocurren, no porque simplemente pasen así. No es normal. No es correcto. El real enemigo de la democracia en el país no son los que protestan contra las mineras, ni los huelguistas ni siquiera los jóvenes equivocados de Movadef. La real amenaza para el orden democrático son aquellos sectores que desde hace varios años están logrando las mayores ganancias, los mejores beneficios, las más altas utilidades, tal como están las cosas ahora. Aquellos que no desean ninguna redistribución ni del poder ni de la economía. Y que están dispuestos a tener un orden completamente capitalista sin el más mínimo contenido democrático.  
 

"Ya te fregaste, estás en el cuartel" 2012-08-30 12:16:08

Tomado de Noticias SER

Por Jo-Marie Burt y María Rodríguez

Juicio por el caso Los Cabitos. Crónicas de las audiencias en Ayacucho (II)*

Por segunda vez en lo que va del juicio oral del caso Los Cabitos (1983), la Sala Penal Nacional recogió las declaraciones de testigos en la ciudad de Huamanga entre el 21 y el 24 de agosto. En cuatro días de  audiencias públicas, 32 testigos —entre sobrevivientes, familiares de víctimas, y testigos de los crímenes que están siendo judicializados— narraron diversos episodios de desaparición forzada, ejecución extrajudicial, y tortura sufridos dentro de las instalaciones del cuartel Los Cabitos y la prolongada y casi siempre inútil búsqueda de justicia desde hace casi 30 años.

Los testimonios fueron desgarradores e intensos. A pesar del tiempo transcurrido los testigos compartieron recuerdos detallados que han marcado sus vidas para siempre. Algunos habían dado su testimonio ante la CVR, sin embargo, para otros era la primera vez que se acercaban al Estado a contar su historia. Así, hemos logrado encontrar puntos coincidentes sobre el modo de operaciones del Ejército en cuanto a las detenciones y desapariciones forzadas ocurridas en Huamanga en el año 1983 que son una prueba más de lo que realmente significó el cuartel Los Cabitos en Ayacucho durante el Conflicto Armado Interno.

Vale la pena mencionar que el juicio en el caso Los Cabitos comenzó en mayo de 2011. Es un caso complejo. Se trata de establecer la responsabilidad penal de los altos mandos militares responsables de los abusos que ocurrieron en el cuartel Los Cabitos, que fue el centro operativo del Comando Político-Militar (CPM) de Ayacucho desde de fines de 1982. No está encausado ningún autor material, pues resulta casi imposible identificar quien cometió los crímenes individuales. En este juicio, enfocado sólo en el año 1983, siete oficiales militares están procesados, acusados de cometer crímenes contra la humanidad, detención arbitraria y retención ilegal de un detenido, vejaciones, secuestro agravado, tratos humillantes, lesiones agravadas y desaparición forzada. Sólo dos de ellos estuvieron presentes en las audiencias de Huamanga: el Teniente Coronel (r) Edgar Paz Avendaño, ex-jefe de la "Casa Rosada", y Humberto Orbegozo Talavera, ex-jefe del cuartel Los Cabitos. Cuatro de los militares implicados en este caso fueron eximidos de asistir por motivos de su avanzada edad y/o estado de salud: Carlos Briceño Zevallos, Julio Coronel Carbajal D'Angelo, Carlos Millones D'Estefano, y Roberto Saldaña Vásquez. El séptimo acusado, Arturo Moreno Alcántara, se encuentra prófugo, supuestamente en Chile.

La crónica siguiente se basa en estos cuatro días de audiencia presenciadas por las autoras.

Detenciones selectivas, detenciones fortuitas

La mayor cantidad de las detenciones en el año 1983 se dieron irrumpiendo de forma violenta en los hogares de Huamanga, en horas de la noche y la madrugada, sin duda aprovechando el toque de queda impuesto por el Comando Político Militar entre las 8 de la noche y las 6 de la mañana. Los testigos describieron con detalle cómo militares, a veces en combinación con las fuerzas policiales, con uniformes de color verde claro y verde olivo, botas negras, armas largas y encapuchados, ingresaban a las viviendas y en medio de insultos, gritos y golpes, entraban a las habitaciones y se llevaban detenidos sin dar mayor razón ni explicación a las familias. Ante las preguntas de las esposas, los hijos, los padres sobre por qué los llevaban: 'Porque son terrucos', respondían, acompañado de algún insulto, pero nada más. Algunas veces eran detenciones selectivas, pues los militares llegaban a las casas buscando a una persona en particular, de nombre y apellido, o a veces sólo con el sobrenombre del "camarada". En algunos casos se llevaron a varios miembros de una misma familia el mismo día o en diversas oportunidades.

Otros testigos narraron como fueron detenidos en las calles, porque pasaron cerca a un lugar donde hubo una explosión y los vieron corriendo, huyendo del atentado y sus consecuencias. Uno de los declarantes manifestó que caminaba por donde se encontraban algunos militares y cuando le pidieron sus documentos, al ver que era estudiante, fue detenido. "Tuve la mala suerte de sacar el carnet universitario que indicaba que era estudiante de educación," dijo. "A los ojos de los militares, ser universitario era sinónimo de ser terrorista."

También hubieron testimonios de y sobre personas que fueron detenidas siendo menores de edad, adolescentes, hombres y mujeres, entre los 14 y 17 años —algunos desaparecidos hasta ahora—, aun cuando llevaban puesto el uniforme escolar, fueron maltratados y vejados en Los Cabitos con la misma severidad e indolencia. Era un contexto donde la edad y el sexo fueron irrelevantes.

Los métodos de inteligencia

Un aspecto de la estrategia contrasubversiva en esa época que se hace evidente a luz de los testimonios es el deficiente servicio de inteligencia militar en la búsqueda de subversivos y su incapacidad de diferenciarlos de la población civil. Todos eran considerados sospechosos, más aún si eran docentes, comerciantes o estudiantes universitarios. Lo que cuentan los testimoniantes, es que la práctica común era torturar a todo sospechoso y observar su comportamiento. Quienes se quebraban fácilmente no eran considerados terroristas. Por ello en este juicio hay varias personas que pasaron por el circuito de torturas al interior del cuartel Los Cabitos pero luego fueron liberados.

En algunos casos, la detención de personas se debía a que otro detenido lo señalaba como terrorista. En las audiencias, hubo tres casos en la que el detenido fue confrontado con su sindicador dentro del cuartel Los Cabitos; en cada caso el sindicador retractó su acusación al ver a la persona. En el caso de Víctor Luis, en ese momento estudiante universitario de 23 años, el joven fue detenido y golpeado, practicaron simulacro de asesinato con él, y  luego lo torturaron con la "colgadura". Fue confrontado con su acusador, quien no pudo identificarlo. El militar encargado le increpó enérgicamente al sindicador al darse cuenta que no conocía al joven: “Por qué mientes, cómo dices que lo conoces," le dijo el militar. "Tú estas tirando dedo a personas que no conoces, que no están involucradas”. Seguidamente golpeó y pateó al sindicador, y eventualmente soltaron al joven. Nos pareció sorprendente esta historia pues en estos años las Fuerzas del Orden operaron de la misma manera, en base a acusaciones y rumores y suposiciones, para desbaratar a las organizaciones subversivas. Todos eran considerados 'terrucos' hasta que se demostrara lo contrario, causando un miedo generalizado en la población.

Las torturas y los torturadores

Los testimonios comprueban que el cuartel Los Cabitos no sólo fue un centro de detención, sino que fue principalmente un centro de torturas. Si bien los testigos relataron que estuvieron la mayor parte del tiempo, encapuchados y atados de manos, ellos han logrado identificar ambientes especiales para ambas situaciones. Las detenciones duraban 15 días aproximadamente, siendo  depositados en reducidas covachas con techos de calamina, donde tenían que permanecer sentados casi sin poder moverse, en medio de la pampa del cuartel; otros fueron ubicados en ambientes más amplios donde cabían mayor cantidad de personas (lo sentían por el calor humano), siempre en condiciones infrahumanas de vivienda y alimentación.

Los testigos narraron que las torturas eran sufridas en horas de la noche, a partir de las 10 u 11. Sentían que hacían cola para ser torturados y oían gemidos y gritos de hombres y mujeres. Al principio, las torturas consistían en golpes, patadas y puñetes en el estómago, la cabeza, la espalda. Algunas veces eran desnudados completamente, otras sólo el torso o quedaban en ropa interior. Luego, dependiendo quizás del nivel de sospecha o para medir la resistencia del detenido o detenida, se realizaban tres tipos de tortura: el colgamiento, el ahogamiento o submarino y la electricidad, en noches diferentes y espaciadas prudentemente para que la víctima se recuperase de las lesiones sufridas.

Durante las torturas, el interrogatorio era muchas veces impreciso: pedían a los detenidos nombres de terroristas, participantes de los atentados, dónde estaban las armas, buscaban que confiesen que eran tal o cual 'camarada', preguntaban quién era Edith Lagos o Abimael Guzmán. La generalidad de las preguntas hace pensar que los militares no tenían mayor claridad sobre quiénes eran ni a quiénes buscaban.

Un aspecto importante de los testimonios es la coincidencia al momento de describir a los torturadores. Por las voces, casi todos los testigos lograron identificar que eran entre tres y cuatro, con un acento costeño diferente al de "los cabitos" –como suelen describir a los soldados— que los cuidaban durante el día, quienes tenían un acento más provinciano o del oriente. En algunos casos, al momento de la tortura, los captores quitaban la capucha al detenido y en ese momento los testigos lograban ver los rostros de sus agresores, o por lo menos al que estaba más cerca. Eran de contextura gruesa y altos, dos de ellos 'blancones' y otro de tez trigueña con bigotes. Este último al parecer era el encargado de las torturas y a quien la mayoría de los testigos logró identificar con más claridad.

El silencio cómplice de las instituciones del Estado

La indolencia e inoperancia de las autoridades civiles y militares en este período es abrumador. Ha sido desgarrador no sólo escuchar el daño físico y sicológico que se hacía a otro ser humano, sino también el calvario de los familiares que buscaban a sus seres queridos en todas las instancias donde podían estar detenidos: la PIP (Policía de Investigaciones del Perú), la Comisaría, la Comandancia y el cuartel Los Cabitos. En todos ellos casi siempre negaron la presencia de sus familiares, fueron echados, insultados y tildados de terroristas. Eran en su mayoría mujeres, madres o hermanas que iban con sus niños en brazos, llorando desconsoladamente porque no encontraban respuesta sobre su ser querido. En algunos casos, sin embargo, los testigos relataron que algunos de los soldados se compadecieron y les hicieron llegar noticias de los detenidos. Sin embargo no necesariamente lograron encontrar a la persona identificada.

Las instituciones de justicia como la Fiscalía y el Poder Judicial también estuvieron ausentes. En algunos casos denunciaron los hechos ante estas instancias, pero casi siempre era letra muerta, pues nunca lograron que se abriera una investigación o un proceso para averiguar dónde estaban sus familiares. En otros casos no lo hicieron por las amenazas o porque se calculaba que no tendría ningún resultado. Por ejemplo, los testigos sobrevivientes de torturas contaron que al ser liberados fueron obligados a firmar cuadernos donde aseguraban que no habían sufrido ningún tipo de tortura o que se comprometían a no hablar, lo que acrecentó el temor a denunciar. Así mismo, el sentido común de muchos ex detenidos les hacía ver que la denuncia era inútil, pues "cómo se iba a denunciar a quien lo había retenido". El temor y la desconfianza hacia el Estado en todas sus instancias, era generalizado. Había una impunidad institucionalizada, y el poder militar fue un poder autoritario y abusivo que había desarrollado niveles altísimos de deshumanización y desprecio por la vida.

La defensa militar

Es particularmente interesante analizar las intervenciones de la defensa de los militares, que busca probar que Ayacucho vivía una situación social tan convulsionada que cualquiera podía ser miembro de Sendero Luminoso. La defensa pregunta a los testigos en cuanto tiempo retomaron sus estudios y trabajos después de haber sido torturados en Cabitos, como si dicho tiempo determinara la gravedad de las torturas; hacen preguntas a las víctimas sobre si hicieron las denuncias luego de ser liberadas, como si el Poder Judicial funcionara de manera normal y no existiera un miedo generalizado en la población. Preguntan si había música a la hora de las sesiones de tortura; tal vez para argumentar que los altos mandos no escucharon los gritos humanos provenientes de las salas de torturas. Buscan banalizar los testimonios, minimizar el daño causado, justificar la reacción de las fuerzas del orden pues se vivía una época de terrorismo, bombas y atentados.

Las secuelas

Casi todos los testigos lloraron mientras narraban sus historias; algunos mostraron las cicatrices físicas y psicológicas de lo vivido.  Algunos fundaron ANFASEP (Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos) para continuar la búsqueda de sus familiares desaparecidos, mientras que los reaparecidos continuaron con sus vidas estudiando, trabajando, conviviendo con la violencia y buscando como sobreponerse al recuerdo de lo vivido.

A pesar de que el miedo es la secuela más notoria entre quienes dieron su testimonio, es destacable la valentía de estas personas, de relatar sus historias de horror frente a un juzgado en una audiencia pública y frente a los militares acusados como autores mediatos. Por ejemplo, Sergio, quien fue acusado de ser causante de una explosión de una cisterna cerca a su casa, cuando fue detenido sólo tenía 16 años. A pesar de su edad, fue torturado en Cabitos: Fue colgado por los brazos y luego duramente golpeado; otra noche lo sumergieron en un pozo de agua; finalmente le aplicaron la picana (electricidad). "¿Quiénes son los compañeros?" me preguntaron. "Das nombres y te vas a tu casa," le dijeron, pero no sabía de que hablaban.

Durante una de las sesiones de tortura, le sacaron la capucha. "Vi con mis ojos a una niña de más o menos 16 años," dijo. "No la conocía. Vi que violaron a la niña". El mismo militar que lo había torturado era quien había violado a la niña. Días después, Sergio fue llevado junto con unos veinte detenidos a Infiernillo, un botadero donde los militares habrían echado a los muertos. Obligaron a todos arrodillarse al pie de la quebrada. No veía nada excepto el piso pues estaba encapuchado. "Sin preguntar metieron bala a uno y cayó a la pista. Lo pude sentir. Ahí sí preguntaron, vas a hablar! Groserías dijeron. Pero no hablaba nadie. Boom. Boom. Iban matando a las personas uno por uno. Uno a mi ladito cayó". Aunque tuvo la venda en los ojos pude ver su cuerpo en el piso. Al final, Sergio y cuatro personas más volvieron con vida al cuartel. Cuando fue liberado, estuvo postrado en una cama por dos años recuperándose de las lesiones, pues como él mismo relató, "quedé destrozado".

Es destacable también la historia de la familia de unos panaderos, quienes perdieron a dos de sus hermanos cuando los sinchis irrumpieron en su negocio, el 3 de setiembre y el 15 de diciembre de 1983 para secuestrar y desaparecer a sus hermanos César y Celestino. El testimonio de la hermana fue estremecedor, más aún cuando contó que años después en Rancha encontraron el buzo verde y el polo azul que Celestino llevó la madrugada que los militares lo sacaron de su habitación, mientras preguntaba "jefe, por qué a mí". Quiso ponerse su reloj y recoger su Libreta Electoral, pero le dijeron "ya no es necesario". Su familia veló las prendas esa noche.

Asimismo, la denuncia y testimonio de la hija, hermana y cuñada de Eladio Quispe Mendoza, desaparecido en noviembre de 1983. Los testimonios se dieron en Lima y Ayacucho, y demuestran que el terror y la impunidad prevalecieron en Ayacucho durante muchos años. Guadalupe Ccollacunto, la esposa de Eladio, quien se encargó de buscar a su esposo desaparecido y se convirtió en una importante miembro de ANFASEP, fue también desaparecida en la madrugada del 10 de junio de 1990, día de la segunda vuelta electoral entre Vargas Llosa y Fujimori, de la misma manera cobarde e impune: militares irrumpieron en su casa en horas de la madrugada, la llevaron, y nunca mas fue vista. La historia de la hija de Eladio y Guadalupe es aún más sorprendente y demuestra la valentía de las familias al momento de buscar respuestas sobre el paraderos de sus seres queridos, pues en audiencia pública en Lima, contó que cuando cumplió la mayoría de edad y asumió el caso de sus padres, descubrió que en el libro Muerte en el Pentagonito se hizo mención a su padre. Con esta información busco y logró entrevistarse varias veces con Jesús Sosa Saavedra, apodado 'Kerosene' y cuyo testimonio fue recogido en el libro mencionado. El admitió haber matado a su padre Eladio Quispe Mendoza, y haber destrozado su cadáver años después cuando le ordenaron desaparecer las evidencias de los años anteriores.

Después de oír los testimonios de los sobrevivientes de la tortura en Los Cabitos, después de escuchar los dolorosos testimonios de las esposas, hermanas y hermanos, padres y madres, que salieron en búsqueda de sus seres queridos y hasta ahora no encuentran respuesta, uno queda mudo por el espanto. Pero el proceso judicial obliga a narrar lo vivido, lo sufrido, obliga a contar las experiencias para encontrar y castigar a los culpables. Aún el juicio por el caso Los Cabitos tiene mucho por recorrer, faltan muchos testigos más, incluso habrá una nueva ronda de audiencias en Huamanga, probablemente antes de fin de año. En una siguiente entrega haremos otra crónica del horror que fue Los Cabitos.

(*) Parte I se puede leer en:
http://rightsperu.net/index.php?option=com_content&view=article&id=66:wh…

Fuente: [www.noticiasser.pe]

Fujishock, el super-paquetazo del 8 de agosto de 1990.- "La carne es para mirarla".- Un verdadero acto de terrorismo económico.- Se implantó a la bruta, con estado de emergencia y suspensión de garantías individuales.- 4 muertos y decenas de miles 2012-08-11 09:02:00

Recopilación: César Vásquez Bazán"La República" de Lima informa sobre el Fujishock en su edición del 9 de agosto de 1990
"El Comercio" de Lima informa sobre el Fujishock. el mayor acto de terrorismo económico en la historia del Perú.


Despacho de la prensa internacional el tercer día del gobierno de Fujimori INCERTIDUMBRE PROVOCA ALZA DE PRECIOS Y DEL DÓLAR EN PERÚ
Lima, 31 de julio de 1990
La duplicación de los precios de productos alimenticios y un fuerte salto en la cotización del dólar en el mercado paralelo fueron las consecuencias hoy de la incertidumbre reinante por las medidas de emergencia que adoptará el nuevo gobierno peruano.
Largas colas de amas de casas se formaron en los supermercados para acaparar leche condensada y arroz ante los temores de una escalada inflacionaria. Los precios de la carne y el pollo se duplicaron durante el fin de semana.
El azúcar y el aceite desaparecieron de los estantes, retenidos por comerciantes que esperan un ajuste de precios.
Horas después de asumir la presidencia el sábado, el flamante mandatario Alberto Fujimori decretó un feriado bancario para el lunes y martes.
Pero las nuevas autoridades han postergado hasta el jueves o viernes el anuncio de su paquete de medidas de ajuste económico, entre las cuales se espera una fuerte devaluación del inti y el aumento de los precios de la gasolina, gas, agua y electricidad.
Mientras la economía permanece paralizada en medio de una tensa espera de las medidas, los exportadores han suspendido sus operaciones previendo una inminente devaluación y los ahorristas se refugian en la moneda estadounidense.
Hay síntomas de pánico. Economistas creen que el equipo de Fujimori establecerá una dolarización de la economía, indexando los precios a la moneda norteamericana. El dólar subió de 140,000 a 180,000 Intis en los tres días desde que asumió Fujimori.
Los agentes económicos creen que el gobierno optará por introducir una tasa flotante en que el dólar se estabilizará alrededor de los 200,000 intis. La cotización oficial del dólar es de 53,000 intis y la cotización para liquidación de exportaciones de 104,000 intis.
Perú necesita fijar urgentemente un tipo de cambio que permita al estado recuperar reservas sin las que no podrá obtener crédito externo, senaló el gerente peruano.
Fujimori dijo que está dispuesto a aplicar la medicina fuerte que exige el FMI para que Perú retorne a la comunidad financiera internacional, en particular la eliminación de subsidios estatales.
Fuente: Explored
Raúl Wiener comenta en la radio el Fujishock. No sólo la izquierda criticó la brutalidad paquetera puesta en marcha por Fujimori el 8 de agosto de 1990. Hasta el abogado Manuel Moreyra Loredo, ex presidente del Banco Central de Reserva declaró por el Fujishock en esos días: "Yo no lo habría hecho".
Despacho de la prensa internacional el décimotercer día del gobierno de Fujimori  
FUJISHOCK CAUSA CONMOCIÓNAP-AFP-Reuter
10 de agosto de 1990
El severo ajuste económico, que implantó desde ayer en Perú el presidente, Alberto Fujimori, en un intento por frenar la inflación, fue causa de disturbios y saqueos en los que perdieron la vida tres personas y diez quedaron heridas. En la zona de Huaycán, barrio populoso a quince kilómetros al este de Lima, la policía disparó contra pobladores que bloquearon las calles e intentaron saquear varios establecimientos comerciales. Al final, una señora y un obrero que pasaban por el lugar fueron alcanzados por las balas. Ambos murieron, según un informe policial.
Del mismo modo, en un barrio marginal del balneario de Ancón, cuarenta kilómetros al norte de la capital, una tercera persona perdió la vida tras ser impactada por una bala, en medio de desórdenes reprimidos por infantes de marina, cerca de un mercado popular. Allí cientos de personas formaban colas para adquirir alimentos básicos a bajo precio.
La policía reportó, asimismo, que una docena de mercados de barrios periféricos de Lima fueron saqueados durante la jornada. Ante esa situación, las fuerzas de seguridad se vieron obligadas a utilizar sus armas, causando heridas leves a no menos de diez personas.
Entretanto, soldados con armas automáticas patrullaban calles de Lima y otras cinco ciudades en previsión de nuevos incidentes.
Las medidas, anunciadas el miércoles [8 de agosto] en la noche por el primer ministro, Juan Carlos Hurtado Miller, en un discurso por televisión y radio, incluyen aumentos en los precios de los alimentos entre un 75 y 300 por ciento; mientras que los combustibles, entre ellos, la gasolina de 84 octanos, la de mayor consumo, costarán unas 30 veces más.
El Primer Ministro dijo que las medidas de ajuste económico fueron adoptadas para enfrentar la inflación explosiva heredada del gobierno anterior. La inflación durante los últimos doce meses llegó al 3,040 por ciento.
Hurtado, quien además es ministro de Economía y Finanzas, anunció la eliminación del dólar del Mercado Único de Cambios (MUC), que se utilizaba para importaciones de alimentos, medicamentos y papel para periódicos. Algunos de los diarios limeños triplicaron ayer su precio mientras que otros, especialmente los de circulación limitada, corrían el riesgo de desaparecer. El dólar MUC, un dólar barato, se cotizaba en 60,000 intis.
Indicó que para compensar los nuevos precios, los trabajadores recibirán por única vez una bonificación equivalente a su remuneración del mes pasado. Dijo que posteriormente anunciará un aumento de salarios para este mes, que estará sujeto al efecto de las medidas de ajuste, en la capacidad de compra de los trabajadores.
Ante la carestía de los combustibles, el transporte público estaba paralizado en esta capital y en el vecino puerto de El Callao, así como en las ciudades de Arequipa, Huancayo, Tumbes, Huancavelica y Pisco, afectando a millares de personas que encaraban graves dificultades para movilizarse.
Anunció que para reducir el déficit fiscal se anularon los nombramientos de personal efectuados después del primero de abril, se gastará solo lo que se gane, se mejorará la recaudación de tributos, se eliminarán las exoneraciones arancelarias, y se establecerá un impuesto general a las ventas de un catorce por ciento.
Dijo que para ayudar a los más necesitados se pondrá en marcha un programa de desarrollo social, con una inversión de 450 millones de dólares para este año, destinado a combatir la desnutrición, proyectos de salubridad, recuperación y rehabilitación de tierras para la agricultura en la sierra, y creación de empleos.
Durante la campaña electoral, Fujimori prometió que no aplicaría medidas de ajuste severas. Uno de sus lemas fue ni gradualismo, ni shock, en alusión a la política económica del entonces presidente Alan García, y al programa de estabilidad que ofreció otro candidato, el escritor Mario Vargas Llosa, a quién derrotó en los comicios.
Valentín Pacho, secretario de la Confederación General de Trabajadores del Perú, organización sindical de orientación comunista que respaldo a Fujimori en las elecciones, dijo que el programa de ajuste divulgado es criminal. "El pueblo no votó por esto", declaró.
Vehículos militares, con soldados con armas automáticas, patrullaban ayer calles de Lima, El Callao, Arequipa y Huancayo, ciudades donde el gobierno implantó el martes un estado de emergencia con suspensión de garantías individuales, por treinta días. Medidas similares fueron establecidas el mismo día y por idéntico lapso en otras siete ciudades importantes.
Además, las autoridades militares implantaron hace dos días un toque de queda en los departamentos de Junín y Pasco, en los andes centrales, desde las 19:00 hasta las 05:00 horas. Durante este período solo se podrá transitar con salvoconducto. 
Anuncio del paquetazo de Fujimori, conocido como el Fujishock, implementado inicialmente por el ministro de Economía y Finanzas Hurtado Miller, quien aparece dirigiéndose a los peruanos por televisión (8 de agosto de 1990).
El New York Times informa sobre el Fujishock (I)
LOS POBRES DEL PERÚ SIENTEN LAS PRIVACIONES DE LA AUSTERIDAD DEL FUJISHOCK

En esta nota, publicada el domingo 12 de agosto de 1990, el New York Times informa sobre el Fujishock, el paquetazo neoliberal fujimorista al que el periodista califica de traumático y los peruanos de "desastroso" y "pesadilla". 
El artículo describe el Fujishock y la desesperación que causó en zonas pobres como Villa El Salvador. Un sacerdote irlandés explica que la gente estaba pasmada y que era la primera vez, en sus dieciséis años de servicio en esa villa, que se habían producido asaltos a los mercados. Grupos de jóvenes saquearon los mercados al aire libre e irrumpieron en las despensas de las ollas comunes.
El sábado 11 de agosto ya habían diez mil pobladores de pueblos jóvenes detenidos por participar en los saqueos.  
Autor: James BrookeFuente: New York Times, domingo 12 de agosto de 1990




El New York Times informa sobre el Fujishock (II)

DIARIO DE LIMA; UN PUEBLO JOVEN EN SHOCK: LA CARNE ES "PARA MIRARLA"

En esta nota, publicada el viernes 17 de agosto de 1990, el New York Times informó por segunda vez sobre el Fujishock y la ausencia de anuncios gubernamentales con respecto a mejoras de salarios. 
El artículo describe los saqueos de mercados y tiendas de alimentos y la represión puesta en marcha para poder implementar el Fujishock. Menciona que cuatro pobladores que saqueaban un mercado fueron muertos a balazos por las fuerzas policiales y militares que patrullaban Lima. Informa que muchas tiendas, a nueve días de anunciado el Fujishock, sólo atendían entreabiertas, por temor a los saqueos. Asimismo, recuerda que los transportistas se encontraban en huelga porque exigían transferir al precio de los pasajes el incremento de treinta veces en el precio de la gasolina. El Aeropuerto Jorge Chávez era un caos por la violenta elevación de los precios de los boletos aéreos.
Autor: James BrookeFuente: New York Times, viernes 17 de agosto de 1990



Publicado inicialmente en este blog el 26 de marzo de 2012.

Caso Sedapal: Tejada denuncia constitucionalmente a aprista y Ollanta Humala: "Captura de Rodolfo Orellana se debe al trabajo profesional de la policía peruana"
El delito de usurpación de funciones y El delito de usurpación
Embestido, investido, desvestidos y Los reales enemigos de la democracia
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