¿Los derechos humanos tienen precio? A propósito de Venezuela y el silencio de América Latina 2015-02-25 06:41:00
¿Los derechos humanos tienen precio?La columna de opinión se desplaza, por lo general, en el mundo de la coyuntura. Tiene en la reflexión de lo local su insumo y alimento. Sin embargo a veces es necesario distanciarse un poco de lo cotidiano para ver con detalle asuntos grávidos. Y uno de ellos es el financiamiento de campaña, que atañe a los partidos políticos y, por extensión, a los gobiernos cuando uno de aquellos triunfa en la lid electoral.En los últimos días estamos viendo el drama que acontece en Venezuela. La situación de abuso contra los opositores ha llegado a niveles que no nos pueden ser indiferentes. Asesinatos, secuestros, separación de familias, hostigamiento laboral, cárcel en condiciones infrahumanas, son parte de un día a día venezolano que pronto superará lo descrito por Mario Vargas Llosa en la mejor novela de este siglo, La Fiesta del Chivo. Sin embargo el drama torna en doble porque hay silencio de los que deben hablar. Hay una complicidad en la mayoría de presidentes de América Latina que han optado por permanecer callados cuando juntos deberían dar un grito llamando la atención. La historia de nuestro continente está llena de abusos que se pensaron superados como para admitir su renacimiento. Y Venezuela es hoy el estandarte del desprecio por los derechos humanos, con el agregado vergonzante de la complicidad silente de los mandamases latinoamericanos.¿Debemos aventurar el porqué de este silencio? Pues sí, las circunstancias lo exigen. Las últimas campañas en América del Sur fueron sazonadas por dinero proveniente de los altos precios del petróleo de los que gozaba Venezuela. Acusaciones diversas de financiamiento extranjero de campaña se dieron en todos los países aliados de Hugo Chávez. Desde Correa en Ecuador hasta Humala en Perú, pasando por los presidentes actuales de Argentina, Brasil y Bolivia, todos fueron acusados por la prensa de haber sido financiados con dinero venezolano. Y por esas cosas de la casualidad, son estos mandamases los que hoy callan ante los abusos que comete Nicolás Maduro contra su propio pueblo.En ese sentido no debemos olvidar la forma como Nicolás Maduro, de manera atrevida, le pidió al presidente Humala que cambiara a nuestro Canciller Rafael Roncagliolo. Lo hizo porque este último pidió tolerancia y diálogo para con la oposición venezolana. De manera poco digna, en esa oportunidad, el presidente Humala se quedó callado.¿11 millones de soles es el precio de los derechos humanos? No quiero ni pensarlo. Sería penoso que así fuera. Lo que sí creo es que nuestro país es heredero de una tradición de defensa de los derechos humanos que con su actitud el gobierno del presidente Humala no está honrando.Juan Sheput
Columna publicada hoy en Exitosa Noticias
Humala es una "veleta política" en un "gobierno esquizofrénico", según The Economist 2015-02-06 10:54:30
El presidente empieza su último año y la publicación británica The Economist ha hecho un buen resumen de quién es Humala hoy: un político sin convicción. Este artículo describe muy bien lo que está pasando en el país (salvo algunas imprecisiones respecto a las leyes laborales peruanas). “El gobierno de Humala es esquizófrenico y se caracteriza por un trasfondo de integridad e inestabilidad”. La traducción es del diario Gestión.
Es una veleta
Foto: La Républica
En diciembre del año pasado, cuando Humala se aferraba a la “Ley Pulpín”, atacaba a los congresistas que pedían su derogación y los llamó veletas. Hoy, The Economist, arranca la descripción de nuestro presidente con estas mismas palabras:
Ollanta Humala es la veleta política de América Latina. En el 2006, el exoficial del Ejército fue candidato a la presidencia del Perú (y perdió) como simpatizante de Hugo Chávez, siendo su campaña financiada en parte con dinero venezolano.
Ahora quién es la veleta… El artículo recuerda que en el 2011 se sacó el polo rojo y se presentó como “la gran transformación”. Lo demás es historia conocida:
(…) Humala se inclinó más hacia el centro con la promesa de mantener las políticas económicas liberales que ayudaron a dar al Perú la mayor tasa de crecimiento entre las economías más grandes de América del Sur durante la década anterior.
Y eso es lo que ha venido haciendo en el cargo, aunque hace poco se ha inclinado hacia una especie de populismo moderado de centro-derecha –el modelo predeterminado de la política peruana desde la década de los noventa.
Epa, ¿casi casi una comparación con Fujimori?
Todos están locos
“No estamos locos” Foto: Correo
No estamos exagerando. Esto dice el artículo:
Su gobierno tiene una calidad esquizofrénica. Se ha caracterizado por un trasfondo de intriga y una inestabilidad superficial –Humala ha tenido seis primeros ministros e igual número de ministros del Interior.
El escándalo más reciente implica acusaciones de líderes de la oposición y algunos antiguos partidarios del presidente que afirman haber sido espiados.
De hecho, no hay ni un poquito de esto que no sea real. Como para reforzar esta idea, The Economist refiere dos cosas: su poca convicción para las reformas y que está corriendo el riesgo de perder el control del Congreso en su último año.
Si bien Humala admite la necesidad de reformas estructurales, sus esfuerzos han sido tímidos. Dos tercios de los peruanos trabajan en el sector informal, privados de toda protección laboral. Ante el temor de la oposición sindical, el presidente vetó el plan del equipo económico de liberalizar la legislación laboral extraordinariamente rígida del Perú.
(…) Por desgracia para el Perú, esto significa que es poco probable que el país consiga las reformas que necesita para hacer frente al panorama económico más difícil que ahora enfrenta.
Eso lo sabemos, por lo menos, hace varios años. Todo sigue igual.
Urresti no podía faltar
Foto: El Popular
El sexto ministro del Interior no podía dejar de ser mencionado. Sobre todo con el personaje en el que se ha convertido. ¿Qué dicen él? Verdades:
El actual ministro del Interior, Daniel Urresti, es un general retirado del Ejército que está siendo investigado por el asesinato de un periodista durante la guerra contra el grupo terrorista Sendero Luminoso en los años ochenta.
Urresti ha ayudado a elevar la aprobación presidencial al comportarse como un jefe hiperactivo de la policía, buscando siempre titulares incluso cuando la delincuencia empeora.
“Hiperactivo” es la forma más elegante para referirse a Urresti. Aunque, seamos justos, el tuiteo ha bajado y ya anda más calmado en redes sociales.
En conclusión, nosotros nos quedamos con la última línea de esta nota, la que probablemente es la frase de los cuatro años que han pasado: Humala está decepcionando a los peruanos.
Los textos de Carlos Torres 2010-04-19 12:42:34
Ollanta Humala y Genaro Delgado Parker serán mencionados en el libro de Torres Caro.
El controvertido congresista Carlos Torres Caro, ex mano derecha de Ollanta Humala, prepara dos libros que darán mucho de qué hablar: el primero es una recopilación de poemas escritos a lo largo de 25 años y el otro es, precisamente, sobre el líder del nacionalismo.
El primer trabajo reúne sus versos libres que, como describe, son "un momento del espíritu que se detiene, expresiones del alma que uno ha visto; expresiones naturales entre conversaciones, entre dos copas, entre dos amigos".
El segundo – el más picante- relata los entretelones de la postulación de Ollanta Humala a la Presidencia de la República en el año 2006. Este libro, repleto de indiscretas anécdotas, empieza así:
(Inicios del mes de diciembre de 2004, semanas antes del Andahuaylazo. Humala llama a Carlos Torres Caro desde Corea. Días antes, el Gobierno peruano había ordenado que deje la agregaduría en la embajada de ese país).
- ¿Aló?
- ¿Hola?
- ¿Carlos?
- ¿Ollanta?
- Carlos, me han botado del Ejército. Ayúdame.
- Ollanta, olvídate del Ejército.
- ¡¡¿¿Qué??!!
- Olvídate, tú puedes ser Presidente del Perú.
-¡¿Qué?! ¿Tú crees?
- ¡Claro, por supuesto! Si tu hermano ha estado preparando algo en el camino. (Antauro Humala, desde varios meses atrás, venía editando una publicación titulada "Ollanta")
- Mira Ollanta, lo que tenemos que hacer es enfilarnos en el lado democrático.
- No, Carlos. Yo quiero regresar al Ejército.
- ¡No, no! ¡Inicia esta aventura!
- Ok, ok… Cuando llegue de Corea te llamo.
"Así comenzó toda la historia", relata Torres Caro.
"En ese entonces solo éramos Nadine (Heredia, esposa de Humala), Ollanta y quien habla".
El doctor Frankestein
"La idea de que Ollanta podía ser Presidente nace de mí. Ésa es, como diría el doctor Frankestein, una de mis creaciones más terribles. Pero otra cosa que confieso es que Ollanta no era el que después fue. Él se transformó: él era un muchacho humilde, un muchacho que, por ejemplo, nunca había ido a un restaurante fino; yo lo llevé una vez y se sentía desubicado".
De pronto llegó mucha gente, mucho dinero, el grupo Galsky, varios grupos económicos, Salomón Lérner (Ghitis) que lo llevaba en helicóptero, lo paseaban por aquí y por allá. Finalmente, llegó el grupo (de Hugo) Chávez, que se introdujo a partir de abril de 2006 más o menos. Todo eso lo voy a contar en el libro."
Torres Caro relata que contará en su libro cómo fue que le presentó a Ollanta a una serie de personas que desfilaban, en ese entonces, por su oficina:
"Yo relacioné a Ollanta con mucha gente que conocía. Por mi oficina pasaron desde el ex embajador de Chile hasta Rómulo León. A todos los relacioné con Ollanta. Eso fue mucho antes de que Ollanta tuviera un dígito en las encuestas. Y toda la izquierda quería capturar a Ollanta, sobre todo cuando comenzó a aparecer con uno o dos por ciento."
"Yo quise educarlo, quise prepararlo, quería tener la misión de Confucio: alguien que prepara a otro para ser Presidente. Y eso es lo que hice con él: le enseñé las formas democráticas, pero me resultó mal alumno".
La intervención de Chávez
Entre abril y mayo de 2006, ya cuando Humala, en plena segunda vuelta, peleaba la presidencia con Alan García, Torres Caro revela que se inició, lo que él llama, "la estrategia venezolana".
"Hubo toda una estrategia de la inteligencia venezolana para capturar a Ollanta. Trajeron a un asesor, a gente de España, gente vinculada a Chávez que comenzó a cubrir a Ollanta como los grandes asesores y los grandes conductores de procesos electorales".
Esta será la parte más picante de la publicación de Torres Caro. Cuando JUEZ JUSTO preguntó al congresista si contará en su libro si es que fue o no testigo de que Ollanta Humala recibió dinero venezolano para financiar su campaña electoral, esto fue lo que respondió: "Tengo que evaluar si el libro va a ser ficción o van a ser memorias, para protegerme de posteriores juicios. En el caso de que sea ficción se pueden poner muchas cosas".
La reunión con Delgado Parker
A fines de marzo de 2006, las cámaras de televisión registraron una reunión absolutamente inusual: Carlos Torres Caro junto al entonces mandamás de Panamericana Televisión, Genaro Delgado Parker. Ambos estaban comiendo juntos en una mesa del restaurante La Gloria, en Miraflores.
Días atrás, Ollanta Humala había arremetido contra Panamericana Televisión y específicamente contra Delgado Parker por manejar una agenda periodística en su contra. Lo lógico, entonces, era que, siguiendo las pautas de su líder, Torres Caro se rehusara a sostener cualquier vínculo con el broadcaster. Sin embargo, no fue así. La conversación duró casi tres horas. Al ser sorprendidos por las cámaras de televisión, Torres Caro abandonó el local y dijo, textualmente, lo siguiente: "Es un invitación que yo he aceptado NO A NOMBRE DEL PARTIDO". Quedó claro, entonces, que Torres Caro le estaba cuidando las espaldas a su líder y candidato presidencial.
Sobre este punto, esto es parte de lo que revelará Torres Caro en su próxima publicación: "Recientemente, Ollanta ha dicho que Genaro Delgado Parker le pidió que, de llegar a la Presidencia, le condonara la deuda que tenía Panamericana ante la SUNAT. Bueno, eso es cierto. Esto no lo sabe nadie: Cuando yo me reuní con Genaro Delgado en aquella cita del famoso restaurante 'La Gloria' fue porque Ollanta me pidió reunirme. Yo fui por encargo de Ollanta. Ollanta me pidió que relaje las relaciones con Genaro. Cuando salí, me quisieron crucificar y yo tuve que decir que nadie sabía nada. Luego, Ollanta quiso 'quemarme' al interior del partido: salió a decir que cómo era posible que yo me haya reunido con Genaro Delgado, que era una traición. ¡Fue él quien me traicionó! Casi nos hemos agarrado a golpes".
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