Para Timerman, la responsabilidad de investigar ataque a la embajada es de la Corte 2015-03-03 18:05:43
Política Agencia DyN y Redacción La Voz El canciller Héctor Timerman reiteró esta tarde que "la investigación de las causas" del atentado contra la embajada de Israel en 1992 "es responsabilidad de la Corte" Suprema, mientras que en el caso del ataque a la AMIA el responsable es "el Poder Judicial argentino". "Al gobierno argentino le parece muy importante y significativo que el gobierno de Israel destaque la importancia de continuar la investigación", del atentado contra la embajada israelí, señaló el canciller Timerman, durante una declaración en la Casa Rosada en la que no aceptó preguntas de la prensa. El canciller dijo, por otro lado, que en el caso del ataque a la Amia el responsable es "el Poder Judicial argentino".Abuela denuncia al Poder Judicial por impedir que su nieta viera a su madre antes de morir 2015-03-03 15:32:07
Ciudadanos Una abuela presentó una denuncia contra "todo" el Poder Judicial por considerar que incurrió en demoras y numerosas irregularidades que impidieron a su nieta de 6 años ver a su madre antes de que muriera como consecuencia de una enfermedad terminal. El caso de Marcela Fillol, quien murió en 22 de febrero, tuvo repercusión pública a raíz de la disputa con su ex esposo Eduardo de Marcos por la tenencia de su hija, sobre todo después de que la mujer vinculada a una secta se llevó once meses a la niña a Ecuador. Agencia DyN Consideró que hubo "demoras y numerosas irregularidades" para que la niña de seis años pudiera visitar a su madre. Había perdido la tenencia luego de llevarla once meses a Ecuador.Perfilan sanciones millonarias al Verde y a cines 2015-03-03 01:29:19
México, DF. La Comisión de Quejas y Denuncias del Instituto Nacional Electoral aprobó esta noche el proyecto de dictamen de la Unidad Técnica de lo Contencioso Electoral con el cual se propone sancionar con 35.7 millones de pesos al Partido Verde Ecologista de México por incumplir las medidas cautelares que desde el 31 de diciembre pasado le obligaban a retirar su campaña promocional en cines. Asimismo, se prevé sancionar a Cinépolis y Cinemex con 7 millones de pesos cada una.
Tras casi tres horas de discusión, se aprobó el proyecto que ahora sería turnado al Consejo General para su discusión y aprobación definitiva, lo que podría ocurrir en la sesión que tentativamente se realizará el próximo viernes.
Aunque la comisión esta conformada por las consejeras Beatriz Galindo y Adriana favela , así como el consejero José Roberto Ruiz Saldaña, asistieron también con derecho de voz pero no de voto los consejeros Pamela San Martín, Benito Nacif, Ciro Murayama y Arturo Sánchez.
Cabe destacar que una de las razones por las cuales siete partidos se levantaron de la mesa del Consejo General del Instituto Nacional Electoral fue la omisión del organismo para detener las campañas proselitistas que, consideraron, ha realizado el PVEM.
Al término de la sesión, la presidenta de la comisión de Quejas y Denuncias, Beatriz Galindo sostuvo que en el debate se consideró que tanto el PVEM como las empresas Cinépolis y Cinemex son responsables de violar las medidas cautelares dictadas en su momento por la comisión de Quejas. Menciono que el monto de las sanciones se determinaron con base en los criterios jurídicos establecidos.
Durante el debate, algunos consejeros plantearon la posibilidad de incrementar las sanciones al PVEM, pero esta postura no próspero por lo que sólo se ratifico la sanción establecida en el proyecto.
El proyecto señala que desde el 31 de diciembre pasado el PVEM fue notificado de que los epots que estaban transmitiendo en los cines, correspondían en su contenido a otros promocionales que ya habían sido considerados por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la federación como ilegales por posicionar al partido de cara al proceso electoral.
Sin embargo, hasta el momento no han sido retirados ni con las medidas cautelares de la comisión de quejas, ni con una sentencia del Tribunal. La sanción impuesta sólo abarca la difusión de los spots hasta el 6 de febrero pasado, los espots que después se difundieron en su caso, corresponderían a una sanción por incumplimiento de sentencia.
Economía y política de Mario Vargas Llosa.- Radiografía de un bribón de profesión convertido en cacaseno neoliberal 2015-03-02 00:37:00
Escribe: César Vásquez BazánMario Vargas Llosa en el preciso momento que reconoce que "se tapó la nariz" y votó para presidente por el nuevo converso neoliberal García Pérez. ¿Confirma esa declaración que Mario es un "hijo de puta", como lo llamó en "Panorama" su colega doctrinario Hernando de Soto? Yo creo que sí, aunque hago tres salvedades.
La primera es que la madre de Vargas Llosa no tiene porqué verse envuelta en este "pleito de arequipeños", como describió el incidente Hernando de Soto, en conversación con la revista "Caretas" en el año 2000 (edición 1644). Por ello yo prefiero denominar al novelista como lo que es, es decir un hijo predilecto del imperialismo y la nueva oligarquía. (Anteriormente, siendo ministro de economía, le apliqué el colorido mote de "cobrador del FMI" por servir como instrumento de presión de dicho organismo imperial.) Con el anterior considerando, evitamos la injusta e innecesaria mención a la señora madre del escritor.
La segunda salvedad es que debemos revalorizar la imagen de la prostituta en los países neocoloniales. Creo que en un elevado número de casos, en especial en el Perú, la puta ejerce el oficio por necesidad económica y no por placer o mero gusto. No debemos atentar contra la autoestima de este sector marginado con epítetos como los usados por de Soto para calificar a su examigo Vargas Llosa.
El tercer punto es que no debemos ser sexistas y sólo acordarnos de "las putas". Al igual que prostitutas hay prostitutos, lo que sugiere la posibilidad de cambiar el insulto de de Soto por un post-moderno "hijo de puto". En cualquier caso, tampoco es dable llamar de esta manera a Vargas Llosa. No ofenderemos así ni a su honorable padre (a quien Vargas Llosa confesó que nunca quiso), ni al esforzado gremio de trabajadores independientes que ejerce la profesión liberal más antigua del mundo.
El jueves 31 de enero de 2008, Mario Vargas Llosa visitó a Alan García, su nuevo colega ideológico, el actual presidente de nuestro país. A su salida de Palacio, el exlíder del FREDEMO confesó que él votó por García en la segunda vuelta electoral de 2006, por considerarlo "el mal menor". La declaración es interesante porque reconoce lo que la mayoría de peruanos ya sabíamos. Nos referimos al hecho que la extrema derecha peruana apoyó con dinero y prensa a García Pérez, apuntalando la colaboración que le diera el oro imperial desde fuera del país.
La reaparición del novelista metido a candidato es una buena ocasión para difundir el presente artículo, en el que analizo algunos de sus parámetros de conducta y personales, así como las principales falacias económicas y políticas en las que incurre a menudo. Por caer en esos lugares comunes de la mayor vulgaridad es que califico al novelista como cacaseno neoliberal.
También desfilarán ante ustedes las fijaciones mentales de Vargas Llosa, por las que reitero lo de bribón profesional. Al respecto, la más importante vargasllosada es aquella que afirma que la literatura es distorsión de la realidad, manipulación y engaño. El propio Mario reconoce que éso es lo que él hace diariamente para ganarse la vida. Por eso es que lo califico como granuja de profesión: por mentir como mecanismo cotidiano de subsistencia.
Finalmente, encontrará el lector la descripción de algunos rasgos de la conducta personal de Vargas Llosa, comportamiento que, por ejemplo, lo llevó a no pagar un centavo de impuestos al erario del Perú entre 1984 y 1989. En este caso, la bribonería pasó a revestir carácter delictivo. De igual manera, examinaré el antinacionalismo de Vargas, basado en su total ignorancia de la forma cómo crecieron económicamente los países que él, de manera usual, señala como paradigmas de desarrollo.
Economía y política de Mario Vargas LlosaRadiografía de un bribón de profesión convertido en cacaseno neoliberal
"La distorsión y manipulación de los hechos son necesarias en una novela. Se debe mentir sin ningún escrúpulo, pero de una manera tan convincente que el lector acepte las mentiras de uno como verdades. Si se tiene éxito en este engaño algo verdadero nacerá de estas mentiras, algo que no existía anteriormente, algo que no era evidente anteriormente..."(Mario Vargas Llosa 1991, 80)
Si señor, no hay ningún error en el párrafo que usted acaba de leer. ¡Miente, miente, que algo queda! es la inscripción en el escudo de armas del más renombrado novelista del Perú. A la luz de tan singular concepción, deseo formular algunos comentarios sobre una extraña novela de este personaje, publicada bajo el inaparente título de El pez en el agua: Memorias.
Sorprenderá al lector que califique la obra como una novela pero, dadas sus características, resulta ser tal en el estricto sentido que Vargas Llosa atribuye al término literatura y al concepto de novela en particular. Desde este punto de vista, al presentar como descripciones objetivas, sutiles manipulaciones de los hechos, al acoger mentiras de diverso calibre sin ningún escrúpulo, El pez en el agua llena todos los requisitos de distorsión de la realidad que el propio Vargas cree imprescindibles en una obra literaria, en una novela (1).
Sin duda, Vargas Llosa ha cometido el error más grande de su carrera literaria al escribir estas Memorias. Su falta de objetividad y de perspectiva lo convierte en el hombre menos apropiado para esta tarea. Y tan bien conoce Vargas los problemas de transposición que tiene con su memoria, que sólo hace un par de años escribió en A Writer's Reality: "Mi propia memoria estaba siendo deformada por mi imaginación, por mi fantasía. Sentí que existía una presión invencible de mi fantasía para introducir cambios en mi memoria, de manera de tener un mejor documento y mejorar el texto que estaba escribiendo" (Vargas Llosa 1991, 112).
¿Resultan confiables las Memorias de un escritor metido a político que adultera la realidad, hoy con la excusa de "mejorar" un texto y mañana para hermosear sus actitudes partidarias? La respuesta es simple: no. Presentaré como ejemplo de las deformaciones de Vargas, el caso de sus declaraciones tributarias, el mismo que he descrito en un documento publicado en abril de 1991 (2). El incidente relativo al no pago de impuestos del escritor se originó a fines de 1989, a raíz del aviso electoral de la maquinita, en el cual Vargas Llosa trató la relación que según él existía entre el déficit fiscal, la emisión inorgánica de dinero y la inflación. En ese aviso, Vargas se explayó acerca de los "malos gobiernos" y el "envilecimiento de la moneda", usando como telón de fondo el edificio del Ministerio de Economía y Finanzas del Perú.
Escena del vídeo publicitario electoral de Vargas Llosa en el que usó como fondo de su propaganda el antiguo edificio del Ministerio de Economía y Finanzas, ubicado en la avenida Abancay
La réplica del Ministro de Economía y Finanzas al spot fue sencilla. Tomando en cuenta la preocupación de Vargas Llosa por el déficit fiscal –fenómeno originado, entre otras razones, por la negativa a pagar impuestos de aquellos que tienen rentas para hacerlo– solicité públicamente al novelista así como a los demás candidatos a la Presidencia de la República, mostrar sus declaraciones juradas de impuestos a la renta de los últimos cinco ejercicios gravables. Los peruanos tendrían así la oportunidad de evaluar el grado de contribución personal de los políticos a la construcción de los hospitales, escuelas, carreteras y otras obras de infraestructura que propugnaban.
¿Qué hicieron varios de los postulantes a la presidencia que cancelaron sus impuestos año a año? Pues lo obvio: mostrar sus declaraciones juradas con la indicación de los tributos pagados. Altaneramente, en lugar de hacer lo anterior, Vargas Llosa perdió los papeles y respondió que sólo entregaría sus declaraciones juradas el 28 de julio de 1990, cuando fuera presidente del Perú. Además excretó un sinnúmero de insultos y concluyó que en su Gobierno "no habrían Ministros bribones ni cacasenos".
Cumpliendo con su palabra, el novelista-moralizador nunca mostró a la opinión pública una sola declaración jurada que permitiera acreditar el pago de contribuciones al fisco del Perú. Y es que, al menos entre 1984 y 1989, el escritor nunca pagó un centavo de impuestos al Erario Público. Mientras por un lado este ejemplo de "honestidad política" se consternaba por la existencia del déficit fiscal, por el otro no declaraba ante el Fisco peruano un centavo de regalías por sus libros, subvaluaba su residencia barranquina, e incluía como carga de familia a su hijo Álvaro, el cual por percibir determinada magnitud anual de ingresos propios no podía ser incluido para tal fin (3). De esta forma, Vargas Llosa quedó desautorizado moralmente para hablar de déficit fiscal o de corrupción (4). Sólo a manera de referencia, debo recordar que Spiro T. Agnew, vicepresidente de los Estados Unidos durante la Administración Nixon, debió renunciar a su alta investidura por cargos de evasión tributaria. Al inicio de la primera Administración Clinton, diversos candidatos propuestos para desempeñar posiciones de secretarios de estado debieron seguir similar camino al comprobárseles diversas faltas tributarias. Que se sepa, nadie en los Estados Unidos, ni demócrata ni republicano, motejó tales hechos como guerra sucia... ¡Por supuesto, El pez en el agua calla el pequeño detalle que Vargas, el moralizador, nunca pagó un centavo de impuestos en el Perú!
Volvamos ahora a la literatura. Si bien novela, El pez en el agua en realidad traspira un carácter de tragedia. En principio lo es para el Perú, pues confirma que la democracia no ha progresado y que el antiaprismo clasista de la derecha sigue dominando la política peruana. Ese torvo sentimiento, cultivado por la reacción conservadora a lo largo de los últimos setenta años, rebosa en cada una de las páginas de El pez en el agua con la misma exacta malignidad con la cual se podía percibir en los años sesenta, cuando leyendo El Comercio era frecuente encontrar insanas menciones al apro-comunismo y a Haya de la Torre, a quien se presentaba bien como Lucy, bien como un ocioso dirigente político e, inclusive, como traficante de drogas.
Transpira El pez en el agua similar odio. En el mundo de fantasías burguesoides del autor de La ciudad y los perros "los malos, (es decir los ladrones y bandidos) son los apristas" (Vargas Llosa 1993, 26). Tal identificación se puede apreciar nítidamente cuando Vargas se refiere a algunos miembros del PAP, amigos de sus abuelos o tíos: "Pese a toda la maldad que el APRA encarnaba, había, en Piura, algunos apristas decentes" (Vargas Llosa 1993, 27). Claro, los pocos "apristas decentes" eran aquellos que eran amigos de la familia del escritor. Nadie más.
En segundo lugar, es trágico para el Perú enterarse a través de El pez en el agua de la meditada inexistencia del patriotismo dentro de la tabla de valores del excandidato. Así lo confiesa Vargas en su obra: "Quizá decir que quiero a mi país no sea exacto. Abomino de él con frecuencia... También sé que... el patriotismo, como escribió el Dr. Johnson, puede ser «el último refugio del canalla»" (Vargas Llosa 1993, 47).
La ausencia de la noción de patria en Vargas Llosa fue algo que percibí siendo ministro de economía, cuando en cierta oportunidad, buscando desestabilizar la débil economía del país y actuando como instrumento de presión de entidades como el Fondo Monetario Internacional, Vargas predijo la inminente expulsión del Perú del seno de ese organismo. En tal ocasión, tratando de poner en claro su rol político de agente de intereses extraños a los peruanos llamé a Vargas cobrador del FMI.
Resalta, además, otro grave defecto en estas trágicas memorias de Vargas Llosa. Me refiero al sorprendente desconocimiento de la realidad sobre la cual escribe. Al respecto, es posible analizar varios casos. El primero de ellos es la acusación hecha por Vargas Llosa respecto a una supuesta "infiltración" aprista en el Poder Judicial. De acuerdo a El pez en el agua "el presidente García, en previsión de lo que podía depararle el futuro, había infiltrado el Poder Judicial de gentes adictas" (Vargas Llosa 1993, 170). Asúmase por sólo un momento la validez de la declaración del novelista, y que, por ejemplo, el juez que bloqueó la nacionalización de la banca fue en realidad un aprista solapado, adicto lector de El antimperialismo y el APRA, y que los jueces encargados de los procesos en contra de los cinco exministros acusados políticamente ante el Poder Judicial escribieron con la mano derecha sus mandatos de embargo por 600 millones de dólares, mientras al mismo tiempo tarareaban el himno del APRA –la Marsellesa– y blandían un pañuelo blanco en la mano izquierda.
Hagamos todos esos supuestos por un instante. ¿Qué sucedería si alguien le dijera a Vargas Llosa que es usual –quizá más bien normal– que en sociedades democráticas los jueces nombrados por los gobiernos pertenezcan al mismo partido del presidente de la república? Sé que Vargas Llosa admira el modelo de gobierno representativo capitalista practicado en los Estados Unidos. Por residir en este país puedo presentar las cifras de orientación política de los jueces norteamericanos. En los últimos sesenta años, desde el primer gobierno de Roosevelt hasta la Administración Bush –y no hay señales que Clinton vaya a significar una excepción en esta práctica– no menos de 81% de los jueces federales ha pertenecido al mismo Partido que el mandatario norteamericano en ejercicio. Sin embargo, a pesar de esta realidad numérica, nadie en esta nación se atrevería a decir que la justicia norteamericana está "infiltrada de gentes adictas al Presidente en previsión de lo que pudiera depararle el futuro".
Jueces federales afiliados al Partido del Presidente y nombrados por el Poder Ejecutivo de los Estados Unidos
(En %)
Roosevelt, Partido Demócrata, 97%
Truman, Partido Demócrata, 92%
Eisenhower, Partido Republicano, 95%
Kennedy, Partido Demócrata, 92%
Johnson, Partido Demócrata, 94%
Nixon, Partido Republicano, 93%
Ford, Partido Republicano, 81%
Carter, Partido Demócrata, 90%
Reagan, Partido Republicano, 97%
Fuente: Spiro, George W. 1993. The Legal Environment of Business. Principles and Cases. Englewood Cliffs, N.J.: Prentice Hall, Inc.: 130.
Estudiemos un segundo caso, esta vez ubicado en el campo de la estratificación social del país. Para Vargas Llosa todos los peruanos somos víctimas de una "enfermedad nacional" cuyos síntomas son la presencia de "tortuosos rencores, resentimientos y complejos sociales" (5). (Vargas Llosa 1993, 11, 13) ¿Cuál es el origen de estos males? En A Writer's Reality, Vargas Llosa cree encontrarlo en "las muchas divisiones en el Perú" y, particularmente, en las tres que en su opinión son "las más importantes": la división que él llama "racial", la división "entre el Perú urbano y el Perú rural", y la división "geográfica y regional" (Vargas Llosa 1991, 41).
Obviamente, la descripción de la sociedad peruana hecha por Vargas Llosa no incluye clases sociales puesto que esto sería una invitación al uso de "nauseabundas" categorías clasistas que convertirían la discusión en "un gigantesco basural de palabrería populista, socialista y marxista sin contacto con la realidad de los problemas peruanos" (Vargas Llosa 1993, 309). Hasta aquí puede llegarse desbrozando el conocido sesgo ideológico del novelista. Sin embargo, en este caso, su propia experiencia personal lo traicionará. En una rara edición de lo que se podría llamar Vargas contra Vargas, la división del país en clases sociales, implícitamente negada en A Writer's Reality, es reivindicada en El pez en el agua. El novelista descubre –por supuesto, de casualidad– la existencia de clases sociales en el Perú, reflexionando sobre las premoniciones de su derrota electoral, al recordar el "tipo de gente" que acudía a las marchas y mítines del FREDEMO. Precisa Vargas que "quienes estaban allí representaban casi exclusivamente al tercio de los peruanos de mayores ingresos... Esas clases medias y altas se habían afiliado en bloque a un proyecto político" (Vargas Llosa 1993, 447) ¡Qué ironía! Únicamente al intuir su derrota electoral, Vargas percibe que es el representante de los sectores de altos ingresos en el Perú, los mismos que por décadas han explotado las riquezas nacionales y pagado miserias al "cholo barato" (6).
Examinemos un tercer ejemplo. Como se analizó anteriormente, Vargas es un antinacionalista. Citémoslo otra vez: "Mi vocación es de un cosmopolita y un apátrida, que siempre detestó el nacionalismo... El nacionalismo es una aberración humana... una doctrina decimonónica, restrictiva y anticuada, que en América Latina (ha) enfrentado a nuestros países en guerras fratricidas y arruinado nuestras economías" (Vargas Llosa 1993, 47, 429, 433-434). Paralelamente, el excandidato a presidente es un fanático defensor de la "economía libre" practicada en cinco naciones "ejemplo del desarrollo que puede alcanzar cualquier país de la periferia que elija la libertad económica y se inserte en los mercados mundiales: Japón... (y) los cuatro dragones asiáticos: Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur" (Vargas Llosa 1993, 160, 257).
Algunos estudiantes de Ciencias Políticas, Economía, Historia o Relaciones Internacionales sonreirán al leer las anteriores citas, pues demuestran el inmejorable desconocimiento de Vargas respecto a las realidades de los países aludidos. Transparentan además su vulgar intención apologética del liberalismo económico. Examinemos el caso de algunos de estos países.
En Taiwán, como recuerda Robert Wade, la ideología del Partido Nacionalista en el poder, se basó desde un inicio "en el imperativo del nacionalismo" para liberar a China "del yugo de las potencias extranjeras y restaurarla a su anterior grandeza en el concierto de naciones" (Wade 1990, 230). Por esta razón, "la nación, la familia, y la obediencia a la autoridad han sido temas constantes animados en torno a los símbolos de Sun Yat-sen... la bandera nacional, y los Tres Principios del Pueblo (nacionalismo, democracia y trabajo)" (Wade 1990, 244). Estos principios definieron "el rol apropiado del control central y de libertad individual, del gobierno y de los mercados" (Wade 1990, 244). Asimismo en Taiwán, al igual que en los Estados Unidos, los escolares comienzan el día izando la bandera patria, cantando el himno nacional y jurando fidelidad a la bandera. Hasta los pequeñitos en las guarderías infantiles participan en ceremonias diarias de homenaje a la bandera. En los campamentos juveniles y en las fiestas nacionales se despliega la bandera china. Contrariamente a los gustos de Vargas Llosa, cada día, antes de cada función, las audiencias en los cines se ponen de pie para entonar el himno de Taiwán. Luego presencian documentales acerca de los logros económicos de la isla.
En el caso de Corea del Sur, el "herido orgullo étnico" de los coreanos, inducido tras casi cinco décadas de colonialismo japonés, en un reino cuyos límites fueron inmutables por más de mil años, ayudó a generar un poderoso nacionalismo, capaz de soportar la noción de todo el pueblo (sud)coreano como un solo equipo en contra del resto del mundo" (Wade 1990, 322).
Sin embargo, no perdamos de vista el catecismo liberal recitado por Vargas. Para él, "la internacionalización de la vida moderna –de los mercados, de las técnicas, de los capitales– permite a cualquier país, aún al más pequeño y menos dotado de recursos, si se abre al mundo y organiza su economía en función de la competencia, un crecimiento rápido" (Vargas Llosa 1993, 49). ¡Qué simple la visión del novelista! A diferencia de lo imaginado por Vargas Llosa, los gobiernos de las naciones del Sudeste Asiático planificaron sus economías y gobernaron sus mercados.
Contrariamente a lo sugerido por Vargas, Japón y los dragones asiáticos demuestran la importancia de la intervención del estado en la definición de políticas nacionales de inversión y en la canalización de la mayor parte de ese capital productivo hacia industrias estratégicas para el futuro desarrollo de la economía. Los gobiernos de esas naciones utilizaron políticas proteccionistas para generar un conjunto de industrias competitivas internacionalmente y siguieron una conducta cauta respecto al capital internacional. Dieron la bienvenida a las multinacionales, pero orientaron su funcionamiento hacia las exportaciones. Promovieron un sistema financiero bajo estricto control estatal. Y cuando tras décadas de exitoso dirigismo esas naciones entendieron que eran fuertes para competir, entonces y sólo entonces, procedieron a liberalizar gradualmente sus finanzas y comercio internacionales, siguiendo una secuencia preestablecida de etapas progresivas (Wade 1990, 350-371).
Así pues, tamañas inexactitudes respecto al rol del nacionalismo y de los gobiernos en el desarrollo de los países del Sudeste Asiático son científicamente inaceptables. Invito a Vargas Llosa a que diseñe un proyecto de investigación que incluya las hipótesis de ausencia de nacionalismo y de pasividad del Estado en el desarrollo capitalista del Sudeste Asiático. Desde ya le puedo adelantar que no resistirían el más elemental análisis. Sin embargo, detengámonos un instante. ¡A qué extremos hemos llegado en este artículo! ¡Le estamos pidiendo bosquejar una investigación a alguien que "desde muy joven (ha) vivido fascinado con la ficción" (Vargas Llosa 1993, 361), a alguien que tiene gran dificultad para diferenciar entre ficción y realidad! (7).
La anterior discusión permite llegar a un resultado de sentido común. Valoremos en su exacta y justa dimensión lo que tenemos. Vargas Llosa es un gran novelista y en ese aspecto, todos los peruanos estamos orgullosos de él, inclusive hasta aquellos que hemos sido aludidos en sus insultos. En nada menos, pero tampoco en nada más, radica su importancia. Por lo tanto, no pidamos –ni permitamos– que alguien que no cree en el patriotismo, y cuya autoproclamada misión es la de crear arte deformando realidades, intente trascender sus limitaciones e impartir cátedra de estadista. La experiencia de El pez en el agua demuestra que lo único que se obtiene del intento es engañar a un país, degradar a un literato y transformarlo en un mero propagandista de lugares comunes.
Finalmente, haber escrito El pez en el agua resulta más trágico aún para su propio autor. ¡Qué doloroso es encontrar que el principal novelista peruano es un hombre lleno de rencor! ¡Qué inmensa decepción es encontrar que un gran novelista puede demostrar ebriedad sexual y ser a la vez incapaz de amar y, por tanto, incapaz de comprender este sentimiento, como cuando confiesa tener que "simular, por la perspectiva de ser papá, un entusiasmo que no sentía"! (Vargas Llosa 1993, 348). ¡Qué terrible es encontrar a alguien que confiesa "odiar" a su padre "y desear que se muriera"! (Vargas Llosa 1993, 54) ¡Qué profundo dolor significa saber que el más famoso novelista peruano fue incapaz de perdonar a su propio padre, "que nunca supo corresponderle" y que jamás le demostró "más cariño del que le tenía (es decir, ninguno)"! (Vargas Llosa 1993, 339).
Lacerantes han sido los efectos del odio y la amargura en la vida de nuestro afamado novelista. No es de envidiar tener que discurrir una existencia así, atormentada por la renuncia a los conceptos de patria, nación y nacionalidad, marcada por una conmovedora incapacidad para perdonar, con un conocimiento superficial cuando no fantástico de la realidad, limitado más aún por un dogmático sesgo ideológico conservador y un furibundo antiizquierdismo.
Cumpliendo un elemental deber de compasión humana, los peruanos no podemos llamar la atención de un ser en tan doloroso trance. Quizás al escribir una novela se pueda engañar. Sin embargo, cuando se quiere escribir Historia participando en ella como actor político, engañar es inmoralidad. Ojalá que Vargas Llosa logre superar su permanente crisis existencial. Ese es el deseo, inclusive, de aquellos a quienes nos ha querido tocar –y usaré aquí palabras predilectas del novelista– la mierda impresa en El pez en el agua.
Notas
(1) Se debe insistir que para Vargas Llosa literatura es sinónimo de falsedad y ficción. El novelista entiende que la tarea de un "escritor serio" es "distorsionar la realidad y presentar esta distorsión de manera tan persuasiva como para ser percibida por el lector como descripción objetiva del mundo real" (Vargas Llosa 1991, 25, 115).
(2) César Vásquez Bazán. 1991. Respuesta a una infamia. Lima: Economía y Política Editores.
(3) Dicho sea de paso, la gusanera anticastrista de Miami deliraba escuchando a Alvarito, todos los domingos por la mañana, a comienzos de la década de los noventa, animando un programa de propaganda imperial en ese ejemplo de intervención desembozada en los asuntos de otros países llamado Radio Martí.
(4) Vargas Llosa tiene un paradójico concepto de democracia, el mismo que se puede resumir en el apotegma Lo ancho para la derecha, lo angosto para el APRA. Según el novelista, el gobierno constitucional 1985-1990 no tenía derecho a defenderse de sus calumnias. La más disparatada mentira de Vargas, urdida al estilo de sus novelas y echada a rodar contra el régimen de ese entonces, constituía un acto de "moralización" y de "guerra limpia". En cambio, las respuestas del gobierno eran consideradas "golpes bajos" dentro de la "campaña sucia" del APRA contra él.
(5) Tan académica descripción no tiene nada que envidiar a las caracterizaciones de la sociedad peruana que gustaba defender en los claustros sanmarquinos el malogrado científico social, bachiller en ciencias administrativas don Arturo Pacheco Girón.
(6) Por tanto, no sorprende que en su deformada percepción de la realidad, el novelista sugiera que "las reformas actuales han saneado la economía" (Vargas Llosa 1993, 533). Si se llama sanear la economía a reinducir al país en el camino recesivo, eliminando cientos de miles de puestos de trabajo y deprimiendo los salarios a la mitad de lo que representaban en los primeros meses de 1990, tal saneamiento se podría comparar al aseo de un cadáver en preparación de su funeral.
(7) Vargas Llosa sugiere que los latinoamericanos "estamos tradicionalmente acostumbrados a mezclar ficción y realidad en tal manera que ésta es probablemente una de las razones de nuestra impracticidad e ineptitud en asuntos políticos" (Vargas Llosa 1991, 24-25). No se porqué, pero otra vez tengo la impresión que Vargas intenta generalizar a todo un subcontinente la fisonomía de su propio autoretrato político.
Obras citadas
Vargas Llosa, Mario. 1991. A Writer's Reality. New York: Syracuse University Press.
Vargas Llosa, Mario. 1993. El pez en el agua: Memorias. Barcelona: Biblioteca Breve, Editorial Seix Barral, S.A.
Vásquez Bazán, César. 1991. Respuesta a una infamia. Lima: Economía y Política Editores.
Wade, Robert. 1990. Governing the Market: Economic Theory and the Role of Government in East Asian Industrialization. Princeton: Princeton University Press.
© César Vásquez Bazán, 1993Todos los derechos reservadosJunio 7, 1993
EL OTRO CASO QUE COMPLICA A DANIEL URRESTI 2015-02-27 11:53:50
Luego de su aparatosa presentación como militante (¿y candidato?) del Partido Nacionalista Peruano, hoy Daniel Urresti recibió un baldazo de agua fría en sus aspiraciones políticas. Según Ideele Radio, Urresti ha sido acusado por el fiscal Luis Landa como autor mediato del asesinato del periodista Hugo Bustíos, ocurrido en noviembre de 1988 en Erapata (Huanta, Ayacucho), en el contexto del conflicto armado interno que vivió el país. Se solicita 25 años de prisión y 500 000 nuevos soles de reparación civil.
Bustíos fue ultimado por una patrulla del Ejército. Su cuerpo luego fue dinamitado. Urresti ha reconocido haber servido en la base militar de Castropampa - lugar del que salió la patrulla - como oficial de inteligencia, pero ha negado su participación en estos hechos. El Ministerio Público ha calificado este caso como un crimen de lesa humanidad.
Más allá de la valoración de la opinión pública sobre los procesados por violaciones a los derechos humanos, lo cierto es que la acusación deja en mal pie a Urresti. De un lado, porque se trata de un crimen serio y un caso emblemático de vulneraciones a los derechos fundamentales cometidas por agentes del Estado (de hecho, el Poder Judicial ya condenó a dos de los involucrados). De otro lado, porque el estatuto del Partido Nacionalista Peruano impide postular a cargos públicos a quienes tienen procesos judiciales abiertos. Gracias a Rodrigo Cruz, periodista de El Comercio, tenemos aquí el pasaje exacto de dicho documento:
Pero este no es el único caso en el que Urresti deberá aclarar su participación. Una completa investigación del periodista Christopher Acosta, para la revista Poder, pone al descubierto un caso vinculado a la sanidad policial que deja mal parado al exministro del Interior.
Aquí las claves más importantes.
1. LA EXTRAÑA SOLUCIÓN AL DESABASTECIMIENTO DE MEDICINAS EN LA SANIDAD POLICIAL
Todos quienes tenemos familiares cercanos en la Policía Nacional del Perú sabemos que uno de los principales horrores que los pacientes tienen que padecer es el desabastecimiento de medicinas, situación que tiene más de veinte años sin solución.
Desde 2009, se tiene un parche, llamado Sistema de Reembolso Inmediato, que partía de la siguiente premisa: los pacientes podían comprar las medicinas en cualquier farmacia, para luego, comprobante en mano, ser reembolsados.
Pero rápidamente la “solución” se distorsionó: el parche se convirtió en regla y la única beneficiaria del SIRI era una empresa: Baxley Group. Pequeño gran detalle: el monopolio se entregó sin concurso público y sin contrato de por medio. Así, esta empresa, con el nombre comercial de “Boticas + Ahorro”, entre 2009 y 2014, ha ganado cerca de 32 millones de soles únicamente por este concepto. Como indica Acosta, no hay ningún documento que formalice la relación oficial entre la compañía y el Fondo de Salud Policial (antes Fospoli, hoy SaludPol).
La relación se inició cuando el presidente de Fospoli era el hoy retirado general Raúl Salazar Salazar, quien años más tarde fuera director general de la Policía Nacional del Perú, en una controvertida gestión. Salazar no quiso declarar a Poder para el mencionado informe.
Además de la inexistencia de documentación que justifique esta relación comercial, Acosta señala dos cuestionamientos más: casos de falsificación de firmas en algunos de los vouchers entregados por Baxley Group para justificar los reembolsos que SaludPol debe dar a esta empresa y precios más elevados que otras farmacias del mercado en los medicamentos que suministran a la familia policial.
2. UN CONSORCIO FARMACÉUTICO CASERITO DE LOS MEDIOS
Según indica Acosta, Droguería Laboratorio Baxley Group es parte de un consorcio de capitales indios y peruanos que comprende a las empresas Merrock y Eske Corporation, siendo esta última la más conocida del gremio.
El periodista señala que las famosas “Boticas del Pueblo”, implementadas durante la campaña presidencial aprista 2006, no son otra cosa que el otro nombre comercial de las farmacias de Baxley. Este proyecto que implicaba la venta de medicinas genéricas a bajo costo, fue diseñado por Hugo Diaz Lozano, militante del partido de la estrella y asesor de la empresa hasta hace poco. Curiosamente, la relación comercial investigada se inició en el segundo gobierno de Alan García.
Pero no es la primera vez que este consorcio farmacéutico ocupa un espacio en medios de comunicación. En la reciente campaña electoral municipal, una investigación del portal Ojo Público reportó la siguiente revelación sobre el entonces candidato a la alcaldía de Lima Salvador Heresi:
El candidato a la alcaldía de Lima fue investigado por recibir 37.500 dólares de un directivo de un grupo farmacéutico entre el 2010 y 2011. Heresi dijo que los pagos fueron por asesorías, pero nunca especificó los servicios. Dos años después, la empresa fue beneficiada por la Municipalidad de San Miguel.
¿Cual era el grupo farmacéutico? Eske Corporation. Y cual era el beneficio. Citamos el informe de Fabiola Torres:
El último episodio de esta relación salió a la luz el 4 de diciembre del 2013. Esa mañana el alcalde de San Miguel inauguró un centro de hemodiálisis municipal en un edificio de la avenida La Paz que presentó como un ejemplo de asociación público-privada, con apoyo de dos ONG: The Wheelchair Project Perú y Manos Fuertes (esta no figura en ningún documento de este caso). El problema es que tal asociación nunca existió formalmente. En realidad, lo que el alcalde inauguró fue un centro de salud privado en un local municipal. El negocio pertenecía nada menos que a la empresa vinculada a Rajan Bandekar, Eske Corporation.
¿Notan algún parecido?
Pero no es el único cuestionamiento que tiene la empresa. Otro informe elaborado por Torres, esta vez para El Comercio, indicaba en noviembre de 2013 que:
Eske Corporation es la empresa que originó la suspensión del programa contra la anemia infantil el 2011, lo que perjudicó a más de 600 mil niños menores de tres años del país y también a madres gestantes.
Esto porque la compañía solo entregó al Pronaa 15 millones de unidades del suplemento vitamínico de un total de 45 millones comprados, pese a que se trató de una situación de urgente necesidad que la exoneró de concurso público el 2010. Además, el único lote abastecido a tiempo por Eske Corporation no respetó las características de empaque del producto indicadas en el contrato.
El problema lo conoce de cerca Paola Bustamante Suárez, actual viceministra de Prestaciones Sociales del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social y ex directora ejecutiva del Pronaa en ese período (ahora es la titular del MIDIS, nota de DTP), quien rescindió en forma parcial el contrato con Eske Corporation. Sin embargo, la empresa llevó a un arbitraje al programa para obligarlo a recibir los lotes faltantes del producto fuera de plazo y en condiciones inadecuadas.
El proceso acabó recién el 2 de febrero del 2012 y el Pronaa fue obligado a recibir los 30 millones de sobres de suplementos vitamínicos faltantes (dos años después de la compra), cuando ya no se encontraban en óptimas condiciones para el consumo de los niños.
El laudo arbitral solo declaró infundadas las pretensiones de la compañía de una indemnización de más de un millón de soles del Estado y pagos de otros gastos administrativos.
Un mes después, el Pronaa empezó a distribuir el producto a las regiones, pero el Ministerio de Salud ordenó la inmovilización de todos los lotes vendidos por Eske Corporation porque detectó que estaban llegando en mal estado a los beneficiarios.
Se presentaron 20 casos de intoxicaciones de niños y el Pronaa interrumpió nuevamente la distribución de los nutrientes.
Y no era el único problema de la empresa hermana de Baxley Group
Este no es el único antecedente de Eske Corporation para tomar en cuenta. El 14 de marzo pasado, el Tribunal de Contrataciones del Estado inhabilitó a la empresa para participar en licitaciones públicas por un año debido a que nunca entregó los lotes de un medicamento (heparina sódica) comprado por el Gobierno Regional de La Libertad. Esto perjudicó a los pacientes del Hospital de Belén de Trujillo en el 2009.
La empresa perdió un primer arbitraje contra el gobierno regional, pero inició un segundo proceso. Hasta que se resuelva esta última demanda, el tribunal suspendió su sanción en abril pasado. Solo así pudo participar en la licitación del Ministerio de Salud.
3. LO QUE OCURRIÓ EN LA GESTIÓN URRESTI
Volvamos al caso. Según Acosta, durante la gestión del exministro Walter Albán, se tomaron varias decisiones. Se nombró como presidente del directorio de SaludPol a David Tejada Pardo, padre del congresista Sergio Tejada, y como gerente al médico José Paredes Cabel. La breve gestión de Paredes, según la nota, tenía tres signos claros: ninguna reunión con proveedores, reactivación de contratos existentes para disminuir el desabastecimiento de medicinas y la decisión de acabar con la relación con Baxley Group.
Esta última decisión, tomada ya en la gestión Urresti, debió ser revertida dado que los pacientes eran recetados por los médicos de la sanidad policial con medicamentos que solo podían conseguir en “Boticas + Servicios”. Paredes presentó su renuncia.
En esa línea, la salida de Tejada Pardo, de acuerdo con el informe, se explica menos por el alejamiento de su hijo de las filas oficialistas y más por una decisión: dado que no podían cortar inmediatamente con Baxley Group, era momento de acabar con el monopolio de la empresa. Urresti lo sacó y nombró como nuevo presidente de SaludPol a un miembro del directorio favorable a continuar con el trato.
4. UNA REUNION A ACLARAR
Finalmente, según Acosta, en octubre de 2014 se produjo una reunión en el despacho de Urresti. Allí Baxley Group - Eske Corporation presentaba al directorio de SaludPol, a un viceministro y a dos de los asesores del entonces titular del Interior una fórmula de operador logístico. La reunión fue reconocida por el actual presidente de SaludPol. Semanas después, Urresti anunciaba a la prensa la necesidad de tener un “sistema de tercerización de medicamentos”.
La pregunta es si Urresti le echará la culpa a las ong’s por esta reunión y por las decisiones tomadas en su gestión. O si, por primera vez, responderá algo que no sea invocar al “señor del Ego”. Y claro está, el ministro Pérez Guadalupe deberá decirnos que hará con esta situación en la sanidad policial.
(Foto de Urresti: Partido Nacionalista Peruano. Foto de reportaje: Revista Poder)
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