De Sendero Luminoso a Movadef o al revés 2012-08-09 14:31:38
Aquella frase de tango, 20 años no es nada, parece ocurrir cuando nos acercamos a las dos décadas de la captura de Abimael Guzmán. En este tiempo han transitado casi cinco gobiernos, han pasado dos generaciones completas de peruanos y todavía seguimos discutiendo sobre Sendero Luminoso (SL). Y es que a las huestes senderistas se las derrotaron militarmente, pero no políticamente.
Como es sabido, en prisión la dirección central y desarticulada la mayor parte de su aparato militar, el senderismo se introdujo en la zona del Huallaga, estableciendo vínculos con el narcotráfico.
La corrupción como sistema 2012-06-06 17:56:00
Artículo originalmente publicado en Debate 112 (diciembre 2000 - enero 2001)
NELSON MANRIQUE
Historiador, profesor universitario
Hacer el balance de un régimen pretendiendo objetividad cuando todavía las circunstancias que provocaron su caída están frescas es imposible, más aún cuando no se dispone de la información necesaria. Pasarán años antes de que se pueda disponer de datos que, en cualquier país democrático, deberían estar al alcance de todo ciudadano, y mucho de lo sucedido durante este período posiblemente no se sabrá nunca. Reconociendo estas limitaciones, trataré de hacer un balance.
Es justo reconocerle al gobierno del ingeniero Fujimori logros en la firma del tratado de paz con Ecuador –en mi opinión, su mayor mérito–, en la pacificación y en el control de la hiperinflación. Es unilateral, sin embargo, olvidarse de los costos involucrados, desde la violación de los derechos humanos de gente inocente, la utilización del aparato represivo en operaciones delincuenciales –por ejemplo, en la protección y el ejercicio del narcotráfico–, hasta la pauperización de la mayoría. La construcción de infraestructura vial y de servicios –algo positivo desde el punto de vista de satisfacer demandas de la población– estuvo pervertida en su finalidad debido a su uso como mecanismo de clientelización política. De allí que esta inversión no se dirigiera a fomentar el desarrollo.
El resultado está a la vista: según datos del INEI, en 1998, más de 9 millones de peruanos dependían de la ayuda alimentaria del Estado; sin duda, esta cantidad debe de haber aumentado en la reciente coyuntura electoral. La política social del régimen consistió, en buena medida, en producir miseria social para cosechar mendigos agradecidos.
Las cifras entregadas por el ex ministro Boloña acerca del uso de los recursos generados por la privatización de las empresas estatales muestran que buena cantidad de esos ingresos fue gastada en esta peculiar forma de filantropía. En lugar de crear empleos que permitieran a quienes padecen miseria ganar un salario decente –que hubiera afirmado su autoestima personal y su independencia–, al régimen le resultaba más rentable regalar alimentos. En el acto de compraventa de la conciencia de Beto Kouri, el ex asesor Montesinos le explicó en forma transparente los beneficios de esta opción: invierte en los comedores populares y tendrás un mercado cautivo de un millón de votos. La factura deberemos pagarla los peruanos durante las próximas décadas. Se gastaron los recursos, no se invirtió. Nada de ello queda.
El régimen de Fujimori pasará a la historia no tanto por la magnitud –de por sí mayúscula– de la corrupción imperante, sino por haberla constituido en un sistema de gobierno. En los regímenes anteriores hubo escándalos, vinculados con el manejo de la cosa pública, que involucraron a funcionarios estatales. El sentido común que capitalizó el ingeniero Fujimori, ese que ve en la política un quehacer vil y que considera que esperar honradez de un político es pedirle peras al olmo, es alimentado por este triste récord. Pero no encuentro en nuestra historia ningún antecedente de que la corrupción se convirtiera en el eje de la política de gobierno.
En la constitución de la inmensa red de complicidades que sustentaba al régimen, el mayor mérito lo tiene –qué duda cabe– el ex capitán Vladimiro Montesinos. Los conocimientos que acumuló durante la década del ochenta como abogado de narcotraficantes y asesor de un fiscal supremo y de jefes de los servicios de inteligencia, así como sus conexiones con los servicios secretos norteamericanos, fueron puestos al servicio de la formación de un aparato de control social y político de sobrecogedora sofisticación.
El objetivo último fue expropiar el poder a las instituciones encargadas de ejercerlo, desde el Ministerio Público hasta las Fuerzas Armadas, para concentrarlo en manos del presidente y de su asesor. Eliminada la separación de poderes y el sistema de contrapesos que sustenta a toda democracia, controlada la prensa por una mezcla de sobornos con chantajes, quedó expedito el camino para el saqueo del tesoro público. El resto lo hizo la combinación del pragmatismo –que elogiaba la eficiencia divorciada de la ética– y la participación de muchos en el festín de las finanzas públicas. Finalmente, la reacción ciudadana puso término a la fiesta. La fuga del presidente y su renuncia desde Tokio constituyen el epílogo adecuado de su régimen.
La primera impunidad abrió el camino para todo lo que vino después. ¿Habremos aprendido la lección?
¿Falta algo de inglés?, ¿... y un poco de alemán? 2012-05-21 10:13:00
A nuestro presidente Ollanta le sobra Nadine y le faltan Margaret y Angela. Margaret Thatcher insistió en un impuesto absolutamente impopular. Ella había heredado de los socialistas una economía en bancarrota por el despilfarro fiscal. Entre otras medidas, ese impuesto devolvió fortaleza financiera a Gran Bretaña. Sin esa fortaleza, que ya dura 30 años, hoy los británicos habrían sido arrastrados por la crisis europea. Pero, en su momento, no le dieron ni las gracias. Margaret Thatcher perdió las elecciones.
Por estos días, Angela Merkel anda evangelizando en Europa contra el excesivo gasto en bienestar social, cuando hace una punta de años que dejaron de ser pobres. Ella reclama austeridad fiscal. Europa saldrá de la crisis si sigue esa disciplina que, por el momento, sólo los alemanes parecen tener. Sin embargo, los aliados europeos de Angela Merkel están perdiendo las elecciones. Ella misma ha perdido las elecciones parciales en la Renania del Norte. Pero insiste en su programa. Seguro perderá las próximas elecciones generales.
Ocurre que las verdaderas reformas no dan frutos de inmediato. Al inicio sólo se sienten los costos y sacrificios que demandan. Por eso son impopulares. De estas tareas pendientes, nuestro presidente Ollanta tiene un montón. Por ejemplo, el agua potable escasea. En las zonas pobres la poca que hay es de mala calidad: afecta la salud y, para colmo, es carísima. Se debe privatizar. No se hace porque se cree que en manos privadas costaría mucho más. No es cierto. Allí están la energía eléctrica y los teléfonos que, una vez privatizados, están al alcance de todos, incluidos los más pobres. Pero privatizar es una vaina, hay que organizar bien el proceso, negociar inteligentemente, marginar a los lobbys ya enquistados, evitar la corrupción de los amigos y parientes y convencer a la gente que es lo mejor. Mucha chamba.
Otro tema son los gobiernos regionales. En medio de las desgracias y heroísmos del VRAE, pasó inadvertida otra crisis. En la frontera regional, los distritos del Cusco tienen plata hasta para regalar, porque tienen el canon del gas de Camisea. Al frente, río de por medio, los distritos de Ayacucho no tienen ni para el té, porque tienen canon de nada. Ese mismo desbalance ocurre en varias otras partes del país. El exceso en unos es la necesidad de otros. Peor aún, cuando ese exceso no se comparte en programas interregionales, sino que se gasta en monumentos al hipopótamo. Una verdadera reforma no sólo debe establecer criterios de gasto eficiente, sino también una asignación más racional de los recursos. En cristiano, dar menos a los que reciben mucho para dar un poco a los que reciben casi nada. Pero si el presidente hace la reforma, lo van a odiar en algunas regiones. Mucho riesgo.
Y podemos seguir contando. La reforma de la educación pasa por pelearse con los grupos de maestros incapaces, protegidos sindicalmente por Patria Roja. La reforma de justicia pasa por pelearse con mafias de tinterillos, sobrefinanciados por las causas del narcotráfico. La generación de más empleo pasa por liberar el mercado, pero es pelearse con las centrales de trabajadores. Siempre que se quiera hacer algo para mejor, se pisarán los callos de quienes se benefician del statu quo.
Lamentablemente donde hay bronca, el gobierno recula. Si Cajamarca se levanta, Conga se demora, aunque tenga todas las licencias. Si Paita se levanta, que pesquen merluza, aunque pueda desaparecer. Si los mineros informales se levantan, que sigan sacando oro, dicen que sólo por dos años no más, aunque eso suponga perpetuar la elusión tributaria, la contaminación ambiental y la explotación infantil. Retroceder una vez parece prudencia. Dos, tal vez. Tres, ya es cobardía política.
Por eso la Constitución prohíbe la reelección inmediata. No para evitar que el presidente de turno utilice el aparato público a su favor, sino, fundamentalmente, para que ejecute su plan de gobierno sin cálculo político, sin buscar simpatías para ganar las próximas elecciones. Sinceramente creo que nuestro presidente tiene coraje. Ya desapareció de la escena oficial a dos de sus hermanos: a uno porque se fue a hacer negocios a Rusia asumiendo una representación que nadie le había dado y a otro por figureti y lobista cuando lo que purga es cárcel. Pero parece que le pesa mucho Nadine. Como que quisiera dejarle caudal electoral para que lo suceda en el 2016. Mala apuesta.
El presidente debe hacer su trabajo asumiendo que en el 2016 Nadine o quien sea de su partido pagarán los platos rotos de la ingratitud. Es el costo de las verdaderas reformas. Cuando después se vean los frutos, allá por el bicentenario en el 2021, quizás regrese con la reelección que todo político anhela. O le cede la posta a Nadine, que bien merecido lo tendrá. Quizás para entonces los peruanos le demos las gracias que en el corto plazo, de seguro, se la negaremos. Pero tiene que hacer las cosas hoy, con coraje, con el que hay que tener. También con liderazgo. ¿Lo va a hacer, señor presidente, verdad?
El Ranking de la Muerte 2012-05-09 18:31:00
En América Latina se comete anualmente el 27% de los homicidios del mundo a pesar de que en ella vive sólo el 9% de la población mundial. 10 de los 20 países con mayores tasas de homicidios en el planeta son latinoamericanos. El Perú, afortunadamente, no destaca en este terrible ranking de la muerte, cuyos primeros lugares mundiales los ocupan Honduras y El Salvador, mientras que el campeón sudamericano es Venezuela. Aunque las cifras varían según las fuentes y los años, las estadísticas de la ONU para el 2010 señalan que las tasas de homicidios por 100,000 habitantes fueron de 86 en Honduras, 66 en El Salvador, 49 en Venezuela y sólo 5 en el Perú.
La seguridad ciudadana se ha convertido así en el principal problema de América Latina según lo recoge el Latinobarómetro. El minucioso informe[i] presentado por Marta Lagos, su fundadora y directora, revela que la delincuencia y la violencia constituyen la principal preocupación de la opinión pública en 12 de los 18 países estudiados, incluido el Perú. La seguridad es claramente el problema de la década en la región, como lo fue antes el desempleo y mucho antes la inflación.
Si bien el Perú registra una baja tasa de homicidios, el Latinobarómetro revela que la incidencia de delitos comunes en el Perú es de las más altas de la región. El 40% de los entrevistados declara que él o algún pariente han sido asaltados, agredidos o han sido víctimas de algún delito en los últimos 12 meses. El Perú ocupa el segundo lugar, después de México, en este lamentable ranking de la violencia general. Para simplificar podríamos decir que en el Perú se asalta a más gente, pero se mata a menos.
Otro indicador preocupante es que el Perú aparece en un lugar destacado en el crecimiento de las pandillas. El 34% de los peruanos considera que en su barrio se presentan frecuentemente peleas entre pandillas, muy por encima del promedio regional: 24%. Del mismo modo, el Perú destaca, lamentablemente, por su escaso respeto a la ley. En promedio, el 31% de los latinoamericanos considera que los ciudadanos de su país cumplen las leyes, pero este promedio esconde grandes contrastes entre países con una conducta cívica muy avanzada, como Uruguay, donde el 54% cumple con la ley y países donde “la informalidad” y el comportamiento al margen de la ley son socialmente más aceptados. El caso más extremo es el Perú, donde sólo el 12% estima que sus conciudadanos cumplen las leyes.
Por último, resulta alarmante la reducida consciencia del riesgo que representa el narcotráfico. Mientras el 13% de los latinoamericanos lo califica como el delito organizado más frecuente, sólo el 3% de los peruanos lo percibe así. El problema es que el narcotráfico sigue avanzando subrepticiamente, y para cuando la sociedad y el Estado tomen consciencia de su magnitud será mucho más difícil enfrentarlo.
El presidente Ollanta Humala fue elegido con la promesa de promover el crecimiento económico con inclusión social y está muy bien que atienda a esos dos grandes objetivos, pero debe recordar que buena parte del electorado votó por él por considerar que era el más calificado para enfrentar la creciente inseguridad ciudadana, un campo donde los gobiernos anteriores fracasaron rotundamente. La tarea es compleja y probablemente requiera el esfuerzo de toda una generación, pero el gobierno de Humala tiene la obligación de darle la prioridad necesaria para recuperar el terreno perdido. Hay experiencia internacional valiosa, como la de Colombia, que podría ser útil recabar. Los primeros nueve meses de gestión han sido muy decepcionantes en el campo de la seguridad, pero todavía está a tiempo el Presidente de enmendar el rumbo. El bienestar colectivo y muchas vidas humanas dependen de que tenga éxito.
[i] El informe [www.latinobarometro.org] fue presentado en la sede de Ipsos APOYO en Lima el 9 de mayo del 2012.
Elaborarán estrategia contra el narcotráfico en cumbre de Unasur en Colombia 2012-04-30 16:50:00
El ministro de Defensa de Colombia, Juan Carlos Pinzón, dijo estar optimista por los resultados en la lucha contra el narcotráfico que pueda dejar el encuentro de cerca de 30 ministros de los 12 países de UNASUR, que se celebrará los próximos 3 y 4 de mayo en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias. "En el caso del narcotráfico … más...¿Qué sabemos de Los recursos financieros?
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