Chapo Chapado

recaptura del jefe del cartel de Sinaloa da un respiro al gobierno mexicano, pero no mucho más.

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La fuga de Joaquín Guzmán Loera, más conocido como "El Chapo", máximo dirigente de la organización de narcotráfico denominada cartel de Sinaloa, empleando un túnel de kilómetro y medio que penetró en la prisión de alta seguridad donde se encontraba detenido, dejó al gobierno mexicano burlado y expuesto. Era una suerte de demostración de derrota en la lucha sin cuartel entre las fuerzas del orden y la delincuencia.

 

Esta situación ha concluido hace poco con la recaptura del escurridizo criminal seis meses después de su fuga. Como suele ocurrir en estos casos de poder absoluto, El Chapo cayó por vanidad, mientras negociaba la realización de una película sobre su vida, en clara emulación de lo ocurrido con otro capo de la droga, el colombiano Pablo Escobar. Pero al mexicano le faltó recordar que los libros y películas sobre su colega de Medellín fueron todos póstumos.

 

Como sea, no se debe desdeñar este éxito policial. Aunque su poder se encuentre cuestionado, el cartel de Sinaloa sigue siendo una de las organizaciones criminales más rentables del mundo, con operaciones en 17 estados mexicanos y dominio pleno sobre cinco (Baja California Norte y Sur, Durango, Sinaloa y Yucatán).

 

Controla además el mercado de EEUU, donde es responsable de la cuarta parte de la droga que ingresa, y realiza embarques a Canadá, Australia, la UE, Asia y África.

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